Siendo miembro activo de la Iglesia Católica
me siento honrado de poder conocer una variedad de Sacerdotes que considero mis
confesores y mis amigos. He tenido la oportunidad de participar en poderosas Eucaristías,
Retiros, Eventos, Horas Santas, Misas de Sanación, Homilías Dominicales,
peregrinaciones etc. en diferentes partes; pero lo que más me llama la atención
de un Sacerdote es su Carisma, su Don, su entrega a su comunidad que lo hace un
ser especial para cada uno de nosotros.
Es posible que muchos Sacerdotes no
hayan descubierto en su vida de que son Sacerdotes Carismáticos pero sí lo son;
cuando me refiero a Carismáticos no es que participen activamente en la Renovación Católica Carismática
sino que son seres humanos consagrados a
Dios con dones especiales que el mismo Dios ha puesto en sus corazones unas características
de un Sacerdote Carismático como es su alegría, gozo, paciencia, entrega,
prudencia y sobre todo disponibilidad para servir.
El sacerdote Carismático esta llamado
a ser otro Cristo, su entrega y su desprendimiento lo lleva a la Santidad, un
Sacerdote que comparte sus carismas no olvida a los pobres y camina con ellos,
vive en el testimonio del servicio de la
Fe, de la Esperanza y del amor. Un Sacerdote para este nuevo siglo debe tener
el perfil de aquel que ama la Eucaristía, de aquel que anhela vivir al lado de
la Virgen Maria, pues las madre de Dios es la vía más rápida para llegar a los
corazones de las personas.
Ser Sacerdote hoy es acercarse con
ternura Espiritual a todos y sentir la fuerza del Espíritu Santo. Sigamos el
ejemplo de nuestro Papa Francisco que con su humildad y entrega ha logrado
llegar a millones de corazones y que con una palabra de amor ahora sentimos una
Iglesia más fuerte y viva. Gracias Dios por enviarnos al Papa Francisco y a
muchos otros Sacerdotes que con su ejemplo de vida nos muestran la grandeza de
tu reino.
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