En cada
evento organizado por la Renovación Carismática la mayoría de los predicadores
lacios o Sacerdotes nos hablan de la necesidad del perdón y de la Reconciliación.
El
mismo Jesús le contesta a Pedro cuando le pregunta de qué cuantas veces hay que
perdonar y él le dice: “Hasta setenta veces siete” ósea hay que perdonar
siempre y si siempre perdonamos siempre vamos a estar sanos y en paz con los demás.
Aceptar el perdón de Dios es uno de los primeros y más sabios actos de reconciliación
con nosotros mismos, porque la mayoría de las veces, pensamos que no merecemos
el perdón.
Para
perdonarnos y aceptar el perdón de Dios para nuestra vida, es preciso que sepas
que Dios te perdona todos los pecados, sin importar que tan grande es tu
pecado, lo importante es que tengas un arrepentimiento sincero y definitivo,
dispuesto a cambiar y que lo confieses con humildad de corazón y no lo vuelvas
a repetir.
“Y
si el malvado se aparta de todos los pecados que cometía, y cumple todas mis
leyes y hace lo que es recto y justo, ciertamente vivirá y no morirá. Yo no volveré
a acordarme de todo lo malo que hizo, y el vivirá por hacer lo que es recto. Yo
no quiero que el malvado muera, sino que cambie de conducta y viva. Yo el señor
lo afirmo.” (Ezequiel 18, 21-23)
Pidámosle
también a Dios que si hay un auténtico perdón no exista en nuestros corazones
el resentimiento el rencor o el odio.
Así pues perdonar viene de la unión de dos palabras del Latín (Per) prefijo que denota aumento o magnificación de la palabra que acompaña. (Donare) que significa donación gratuita e inmerecida.
“Por
eso te digo que quedan perdonados sus muchos pecados, porque ha mostrado mucho
amor. A quien poco se le perdona, poco amor muestra.” (Lucas 7,47) Hoy el mejor
negocio en la vida es invertir sin miedo en el perdón y el resultado será la ganancia
de la Sanación y la Liberación
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