Por José Eugenio Hoyos
A pesar de
los pronósticos que nos daban los expertos del clima de que el día de pentecostés
íbamos a tener una temperatura fría, con lluvias y tormentas el mismo Dios tenía
otros planes para una gran multitud que se estaba preparando para vivir la gran
fiesta de Pentecostés el cumpleaños de nuestra Iglesia Católica ósea nuestra celebración
espiritual y había mucho que agradecerle a Dios. Esta fiesta de Pentecostés organizada
por el Minuto de Dios en Bogotá Colombia tuvo lugar en la ya famosa Plaza de
Banderas.
Desde tempranas
horas se dieron cita más de 8000 personas llegadas de diferentes lugares
ciudades y poblaciones vecinas.
Con un
hermoso soleado se dio esta magna celebración con poderosas alabanzas llenas de
fuego y gozo del Espíritu Santo.
Luego dentro
de mi predicación sobre la importancia del cumplimiento de promesas de Jesús de
enviar el Paráclito, el defensor el Espíritu Santo. Todos pudimos sentir la
presencia de ese Espíritu Sanador y liberador y en esta oportunidad fue dado a
todos los asistentes sin medida, sin limitaciones los miles de creyentes
pudieron vivir un nuevo Pentecostés.
Definitivamente los caminos de Dios son insondables y misteriosos, muchas veces ajenos al entendimiento o razonamiento humanos lo cual exige la fe y la esperanza que son regalos de su amor, para poder comprender el propósito de esa gran promesa para nuestras vidas en este Pentecostés además de renovar nuestros carismas y dones vimos con gran emoción el derramamiento de sanaciones y liberaciones sobre cada asistente.
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