Por José E
Hoyos
La Renovación Carismática tiene como misión formar a todos
los servidores en una doctrina Católica y sólida, donde se pueda sentir la
presencia de Dios, Cristo y el Espíritu Santo.
Nuestro encuentro personal con Jesús Nazareno nos invita a
compartir su historia y su impacto en
nuestras vidas.
Nuestra obligación pastoral es participar activa y
visiblemente en la Nueva Evangelización.
No olvidemos que la “Evangelización” significa compartir la
Buena Nueva, sobre la persona de Jesucristo. Se trata de que todos en unidad
caminemos hacia los pies de Jesús. Y luego hacia otros para presentárselo. En todas
las épocas, alrededor del mundo, la Iglesia existe para evangelizar, es decir,
para proclamar a Jesucristo como Salvador, sanador, renovador y redentor del
mundo.
Los Carismáticos Católicos primero debemos llegar hasta otros
con amor para mostrarles a Cristo como la fuente que apaga la sed de su corazón.
Si ignoramos o desatendemos uno de esos dos aspectos de la Evangelización,
nos daremos cuenta de que nuestros esfuerzos serán ineficaces, unidimensionales
y desequilibrados.
Tal vez lleguemos a pensar que no conocemos nuestra fe lo
suficiente como para compartirla. Nos preocupa que en algunos lugares y dentro
de la misma Iglesia algunos Sacerdotes nos juzguen o critiquen por la falta de formación
o sometimiento a la jerarquía de la Iglesia. Tememos limitar la libertad de
otros al “Imponer” nuestra espiritualidad Carismática.
El Papa Francisco lo ha dicho: “Jesús te llama a ser discípulo
en Misión.” Cristo ha puesto dentro de nosotros el conocimiento y la fuerza del
Espíritu Santo para proclamar el Evangelio.
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