Por José
Eugenio Hoyos
La Renovación Carismática Católica (RCC) sigue dando
poderosos frutos en la Nueva Evangelización al participar en la pastoral de la
Iglesia.
Los métodos de llevar el Evangelio en cada predicación se
nota por la fuerza, el fuego y el ardor en los mensajes que mueven los
corazones de los creyentes. La oración juega un papel importante dentro de los
grupos de oración, en las asambleas Carismáticas, en los retiros y eventos de sanación
y liberación.
La iglesia no se equivocó cuando dijo que la Renovación Carismática
era una gran corriente de gracia, y esta corriente de gracia le ha tocado pasar
y fluir durante 50 años por obstáculos fuertes rocas, borrascas, avalanchas y
fuerte tempestades y es cierto pues nos dice el Papa Benedicto XVI “Que no se
comienza a ser Cristiano por una decisión ética o por una gran idea, sino por
el encuentro con un acontecimiento, con una persona, que da un nuevo horizonte
a la vida, y, con ello, una orientación decisiva.” “La fe nace del encuentro con
el Dios vivo, que nos llama y nos revela su amor, un amor que nos precede y en
el que nos podemos apoyar para estar seguros y construir la vida.”
Esta presencia del Espíritu Santo, no ha cesado de actuar en
la historia de la Iglesia y continúa animándola hoy en este tiempo.
La presencia y contribución de laicos y laicas son una
riqueza dentro de la Iglesia especialmente dentro de la Renovación Carismática.
Nuestra meta es dejarnos guiar por el Espíritu Santo pues la meta es formar en
la sana doctrina Católica. Los Carismáticos estamos llamados a Evangelizar en
nuestras parroquias y en las periferias con nuevo ardor y nuevos métodos.
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