Por José
Eugenio Hoyos
Hermanos y hermanas Carismáticos no nos contentemos con lo
que Dios nos ha dado, multipliquemos esos carismas y dones para que nuestra
amada corriente de gracia siga fluyendo con fuerza en el mundo entero.
Superemos las pruebas del cansancio, el desánimo, la
indiferencia, las críticas que podemos encontrar en nuestro camino de Evangelización
y no nos desgastemos cada día. Mas bien llenémonos con el poder del Espíritu Santo.
Que la corriente de gracia la RCC se torne mas caudalosa con nuestros ríos de oración
de esperanza y de mas fe.
El deber de cada Carismático es introducir con fuerza la Renovación
Carismática al tercer milenio sin miedos ni temores.
Somos los nuevos ciudadanos del Espíritu Santo. Lucas 12: “He
venido a traer fuego a la tierra y cuanto me gustaría que estuviera ardiendo.”
Es por eso que necesitamos una fuerte sacudida un nuevo RUAH
del Espíritu Santo en nuestras comunidades y grupos de oración.
Nuestra alegría Carismática es llevar a todas las personas a
multiplicar y anunciar la cultura de Pentecostés y a conocer y vivir con
fidelidad nuestra espiritualidad Carismática.
Los Carismáticos Católicos somos una corriente de gracia que
debe arrasar con el pecado, con la indiferencia social cuyo objetivo es mover
la historia actual y formar doctrinalmente nuevos misioneros discípulos y
testigos comprometidos del amor de Cristo para las naciones.
Donde vive y se mueve el Espíritu Santo allí se nota y se
siente una Iglesia activa y un Cristo vivo y resucitado.
Que ojala Cristo encuentre una Iglesia Bendecida, Encendida,
Sanada, Liberada y en Victoria.
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