Por José
Eugenio Hoyos
El Adviento es uno de los tiempos litúrgicos con mayor fuerza
donde a todos los Cristianos nos llama a abrir corazones, puertas y ventanas en
nuestra vida personal.
La razón del Adviento es prepararnos a recibir al Mesías al
hijo de Dios al Emmanuel en ayuno, reconciliación, penitencia, oración y obras
de Misericordia y con un cambio positivo de actitud.
Este Adviento nos da también la oportunidad de reunirnos en
familia y con amigos no para las fiestas mundanas sino también para la
celebración de la gran fiesta de recibir a ese ser maravilloso que traerá una
nueva luz a nuestras vidas cargadas de amor, fe, esperanza y solidaridad.
No habrá una verdadera celebración de Navidad sino nos
reconciliamos con el hermano, sino perdonamos, sino participamos en la Iglesia
y le pedimos a Dios por el bienestar y la Paz del mundo.
Es el momento para sentirnos libres de atadoras y de
independizarnos de todo aquello que nos esclaviza. Es el tiempo de aceptar
definitivamente a Cristo como el dueño de nuestras vidas, de nuestra familia,
de nuestro matrimonio, de nuestra prosperidad y darle gracias por todo lo que
nos da.
Salmo 84, 4 nos recuerda: “Felices los que viven en tu templo
y te alaban sin cesar!”
Desde ya mucha oración y entusiasmo para celebrar el
Adviento
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