Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Aunque nos parezca un poco lejano a la verdad, los ricos también sufren. Los ricos también lloran, se enferman, se divorcian, se mueren, se van al cielo o al infierno, se entristecen, se estresan y aunque no lo creamos o admitamos, los ricos también se vuelven pobres. ¡Que ironía!
No todos los ricos son malos, indiferentes o tacaños, hay de todo. Hay ricos de ricos y ricos pobres. Pero los ricos pobres son aquellos que no conocen a Dios, que tienen todo, lo material, el poder, el prestigio y la fama, pero espiritualmente son pobres de espíritu y hay pobres que son inmensamente ricos y millonarios. Son aquellos que tienen pocas cosas materiales pero son ricos en espiritualidad y son millonarios por que tienen a Cristo en sus corazones.
Cuenta la historia que un ateniense, tan rico como arrogante, vio cierto día al filósofo Diógenes en el cementerio con dos huesos en las manos. Después de extenderse en ironías sobre el estilo de vida sobrio y humilde del filósofo, le preguntó que hacía en ese lugar y Diógenes le contestó: “Buscaba los huesos de tu padre, pero no logro diferenciar los huesos de los ricos de los huesos de los pobres.”
De tantas historias que se atribuyen a este filósofo griego, hay otra que refleja a su total desapego: un día que Diógenes iba de camino, llegó a la orilla de un arroyo y vio a un niño que bebía agua recogiéndola con sus manos unidas. Como el solía llevar como único equipaje una escudilla atada a un hilo y colgada del hombro exclamó: "¡Necio de mí, que durante tanto tiempo he cargado este objeto superfluo!" Y diciendo esto, arrojó la taza contra una piedra. Diógenes nunca se dejó esclavizar por las cosas. Cuando Alejandro Magno fue a visitarlo y le dijo que le pidiera lo que quisiera, Diógenes desde su famoso tonel se limitó a decir: "solo te pido que te quites por que me estas tapando el sol."
Monseñor Romero en una de sus homilías dijo: "Y a los ricos les quiero decir también, que no basta una pobreza espiritual, una especie de deseo pero sin eficiencia; a ellos les digo: mientras no encarnen esos deseos de pobreza evangélica en realizaciones que se interesen como en su propia causa por los pobres, como si se tratara de Cristo, seguirán siendo llamados los ricos "los que Dios desprecia"; porque ponen más su confianza en su dinero y se distinguen entre ellos de los otros que creen hombres de segunda clase." (1-7-1979) Felices los pobres por que de ellos es el reino de los cielos y los ricos espirituales y buenos también por que se van al cielo.
2 comentarios:
El Señor nos dice: "Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero." (Mateo 6, 24 ó Lucas 16,13). Y tú, cristiano, ¿quién es tu señor?
Pdre hoyos es muy bueno dando retiros el dio un retiro en aguada en el centro de espiritualidad yme encanto.Al otro dia el se iba a ir para virginia. Y yo quiero que el vueva a dar otro retiro porque me encantara y yo ire.
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