Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Al llegar a Atanquez me preguntaban los pobladores: ¿Usted es el Padre Hoyos de Barranquilla? ¿Usted habla español? ¿Es colombiano? La curiosidad de cientos de niños que con sus ojos traviesos querían saber que venia en las grandes cajas de regalos traídas por la fundación benéfica Marcelino Pan y Vino Inc., MAPAVI, llenó de sonrisas y de alegría a los habitantes del resguardo indígena de Kamkuamo en Atanquez, departamento del Cesar en Colombia.
En realidad es una región de grandes sorpresas, de contrastes climáticos espectaculares, de gente honesta, alegre y muy echada para adelante, ó sea muy trabajadora. Valledupar, la capital del departamento, es considerada la cuna de la música vallenata. Allí se celebra cada año el Festival Mundial de Vallenatos. Es una tierra calida, localizada en la Sierra Nevada de Santa Marta.
Pero desafortunadamente la población de Atanquez da la impresión de ser un resguardo olvidado por sus gobernantes. Los voluntarios que participemos en la entrega de los regalos a los niños y ancianos pudimos constatar que por ejemplo, la carretera principal para entrar al resguardo indígena está bastante deteriorada. Es difícil llegar allí por la cantidad de huecos y desniveles de los caminos.
A pesar de estos inconvenientes, la gran sorpresa es encontrar un Atanquez majestuoso de callecitas empedradas, de casas bien cuidadas y de diferentes colores con un paisaje paradisiaco y con una población tan alegre que contagia a todos los visitantes. Con su característica amabilidad, todos los voluntarios de MAPAVI fuimos recibidos con mucha alegría al son de cumbia, gaitas y vallenatos.
Aproximadamente 50 voluntarios de MAPAVI dirigidos por Rosalba Gutiérrez y la familia Gutiérrez Pacheco se repartieron regalos a 350 niños y 120 ancianos. El 28 de diciembre, día de los inocentes pudimos llevar a esta población sufrida anteriormente por la violencia y por el enfrentamiento entre paramilitares de las FARC, una sonrisa a cada niño adulto y anciano para devolverles por un día la paz, la alegría y la solidaridad.
Desde los Estados Unidos y de parte de nuestra organización MAPAVI deseamos que en el 2009 Atanquez regrese a la paz definitiva y que ante el mundo se muestre este resguardo indígena como un centro turístico de atracción mundial. Le damos gracias a Dios porque una vez más hemos cumplido con nuestra misión de llevar una “Sonrisa Solidaria a los más necesitados”
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