Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Con mucha tristeza y pesar se nos informó sobre la tragedia ocurrida a final de año en la región de Atanquez, el resguardo indígena Kankuamo en el departamento del Cesar, en Colombia. Lo que más nos ha impactado es que los pocos días de haber visitado a la población de Atanquez repartiendo la ayuda humanitaria a los niños y ancianos haya explotado una granada quitándoles la vida a varias personas del área e hiriendo de gravedad a 62 personas más. Pues la mayoría de ellos se encontraba celebrando la fiesta de fin de año.
Esta tragedia honestamente toca directamente a nuestra institución MAPAVI, ya que la Señora Marelvis Mandiola de 48 años, participó en nuestra actividad benéfica solidaria como voluntaria. Ella fue la encargada de limpiar la plaza principal de Atanquez después de nuestra actividad. La noche anterior al dialogar con Marelvis le pedí que la plaza debería quedar inmaculada y para mi sorpresa al levantarme bien temprano, todo estaba en completo orden como habíamos convenido. Y cuando lo comente sus amigos me dijeron y eso Padre Hoyos que Marelvis andaba con las manos lastimadas, pero para ella primero estaba la responsabilidad.
Y desde la tierra entendemos que todas las victimas inocentes incluida Marelvis ahora gozan de una gran paz en el cielo. Y como ángel celestial siempre desde las alturas Marelvis estará pendiente de que el parque principal de Atanquez este limpio y en orden y que cada árbol tenga sus hojas llenas de verdor. De nuestra organización MAPAVI, y en nombre de las 24 Iglesias Católicas de la Diócesis de Arlington nos unimos en oración y en plegarias por las victimas de esta tremenda tragedia. Que reciban nuestras condolencias el maravilloso pueblo de Atanquez. Que Dios los proteja y bendiga siempre.
Foto: Despedido para los primeros fallecidos en el ataque en Atanquez, cortesía Souldes Maestre, www.atanquez.com
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