Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Dentro de pocos días el mundo entero y muy cerca de nosotros estaremos siendo testigos de la toma de posesión del 44 presidente de los Estados Unidos, Barack Obama. Hay muchas expectativas sobre la presidencia del primer Afro Americano siendo presidente en el país considerado la primera potencia mundial. Para los que pertenecemos a las minorías dentro de los Estados Unidos nos llena de grades alegrías y satisfacciones pero igualmente de muchas preocupaciones. El nuevo presidente recibe una nación golpeada por la crisis económica, el terrorismo y los estragos de los desastres naturales. Su antecesor, el presidente George W. Bush, lleva consigo una cuenta de cobros de torturas, apoyo a la guerra, la caída de la bolsa de valores y en el plano migratorio el más alto índice de redadas y persecuciones migratorias más alta de la historia de los Estados Unidos.
Es por eso que desde esta columna y con las plegarias de más de 14 millones de indocumentados pedimos al nuevo Señor Presidente Barack Obama que en su agenda presidencial, le de cómo prioridad a una reforma justa y moral al sistema de inmigración. Como hijo de inmigrantes y buen conocedor del tema, la solución a nuestras familias inmigrantes, al conceder una amnistía sin miedo, una residencia temporal a los que aman y han servido a este país sin ningún problema judicial, mostraría al mundo entero que el programa de su campaña política “cambio” sí fue una realidad y no una propaganda más.
Señor Presidente, usted no puede ignorar que Estados Unidos de América ha sido un pionero de los derechos humanos y el seguir deportando a cada inmigrante es la mayor violación de esos derechos civiles fundamentales. La solución, Señor Presidente, al problema de inmigración ilegal es no hacerla aún más difícil y peligrosa, sino eliminar las causas de inmigración ilegal. Una política migratoria más comprensible y generosa nos capacitará mejor a tener un control más justo a ciertas personas que cruzan las fronteras. En su gobierno se debe crear una cultura de inmigración donde todo el pueblo Estadounidense recuerde y aprenda los derechos y deberes de los inmigrantes. Al legalizar a 14 millones de indocumentados esta acción traerá una gran bonanza económica y se reactivará positivamente la economía, pues en las manos de los inmigrantes se mueve el futuro económico de América.
2 comentarios:
With respect to Father Hoyos and all the good that he’s done and does, I got a bone to pick with you.
I’ve no problem recognizing that there is much need for an immigration reform program, so request for residenship and citizenship are processed in a much more efficient manner. So far the Bush administration has done a poor job protecting the borders and providing leadership at the I.N.S. Department, thus helping to create this chaotic situation.
But for you to request that the new administration should give a blanket admisty to the so many millions undocumented illegals (and yes, legally speaking they are in the country illegally) may be very well meant, but I find it irresponsible.
Attitudes like yours only encourage more illegal immigration and help to exacerbate the problem.
If this has to be so, may as well we open the borders to anyone that just want to come in, and get rid of the border patrol and INS department. I guaranty you that after then years you would not be able to recognize this country.
I wander how you would feel if all of a sudden your country Colombia, became inundated with Ecuadorians, Peruvians or Brazilians that just decided to walk in without any controls or visa permits and establish themselves in the land demanding rights and benefits as if they were Colombian citizens.
Would you then be so generously forgiving?
I'm writing this from Texas near the frontera where I have come to study exactly what the Church is doing with the immigrant community. I have now seen the infamous "wall". I have seen our immigration policies in practice and they are disgraceful. In the absence of an immigration reform that allows the 12 million undocumented to come out of the shadows and allows families to be legally reunited, building more walls and tightening our borders will only enrich the "coyotes" who are exploiting our brothers and sisters' need to feed their families.
As for changing our country, change is an inevitable part of life. The fact that we are conversing through this blog highlights a major change in how we communicate in this country that did not exist 20 years ago. I welcome the gifts that my immigrant brothers and sisters have brought over many generations -- the different foods, music, exuberant styles of worship, and devotion to family and community. None of this threatens me as an American Catholic. We are all God's people.
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