Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Arlington Catholic Herald
2 de abril de 2009
El Padre José María Ambrós, segundo Director del Apostolado Hispano de la Diócesis de Arlington desde 1976 a 1993 falleció el día 21 de marzo a las 11 y 30 de la mañana en el hospital Puerta de Hierro de Madrid a consecuencia de una neumonía con complicaciones cardiológicas por lo que había ingresado de urgencias el día 17 de marzo.
El Padre Ambrós como toda la comunidad del área metropolitana del área le conocía, fue uno de los grandes propulsores e inspiradores de los programas pastorales hoy en su mayoría existentes en las parroquias con un ministerio hispano. Cuando el Padre Ambrós visitaba los hogares o las parroquias todas se transformaban y se llenaban de colores e igualmente salía el arco iris, pues fue el corazón de los Cursillos de Cristiandad y de los Encuentros Matrimoniales. Varios jóvenes hace unos días me llamaron para recordarme que gracias al Padre Ambrós y a los movimientos de EJE (Encuentros Juveniles del Espíritu) han aprendido a educar a sus hijos y a mantenerse como buenos cristianos.
El Padre Ambrós nació en Corbera, Barcelona, España el 14 de diciembre de 1922. Ingresó al Aspirantado de Salamanca en 1945, tras haber realizado los estudios de humanidades, filosofía y teología en el Seminario de Barcelona (1948). En Estados Unidos realizó dos post grados: uno en educación en Fairfield Univerity de Connecticut en 1967; y otro en Filología española en Saint Johns University de New York en 1970; fue director espiritual y profesor del seminario Holy Apostles de Cromwell de 1972 a 1976. Pertenecía a la hermandad de operarios diocesanos.
El Padre José María Ambrós para todos los que tuvimos el gran placer de trabajar con él lo calificamos como un verdadero pastor, apóstol, un sacerdote santo, entregado a los demás, desprendido de las cosas materiales. Un gran consejero y confesor. Nunca olvidaremos su sonrisa, sus palabras de aliento que nos daba a los sacerdotes y a los futuros seminaristas. Admiraba de él su sincera devoción a la Virgen. Muy respetuoso de nuestras tradiciones y devociones populares. Se integraba muy fácil a las diferentes culturas y situaciones. Nunca dijo “no” para consolar a los tristes, fue un maestro de maestros.
Conociendo al Padre Ambrós, de él aprendí a vibrar con la gente, a escuchar, a orar sin descansar, a saludar con cariño, a visitar a la gente, a dejar los compromisos sociales y darle valor primero a la gente, a saber captar las destrezas y habilidades de cada uno para motivarlos a desarrollarlas para el bien de la comunidad. Las semillas que el Padre Ambrós sembró se encuentran eternamente florecidas y María le abrió las puertas del cielo “porque un siervo de la Virgen nunca se olvidará”. Para orar por su eterno descanso se invita a toda la comunidad a una Misa Solemne el domingo 19 de abril a las 6pm en la Iglesia de Saint Agnes (Santa Inés), 1914 N. Randolph Street, Arlington 22207.
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