Por el Padre José E. Hoyos
Arlington Catholic Herald
19 de noviembre de 2009
Muy pronto en los Estados Unidos estaremos celebrando el día de Acción de Gracias. Es una de las festividades que más me encanta en este país; lógico después de las Navidades. Pues porque nos invita este día a dar gracias a Dios. No por las cosas materiales, por la familia, la vida, sino por todo. “En todo dad gracias, pues esta es la voluntad de Dios” (1 Tes 5, 18). “Padre, Te doy gracias porque me has escuchado, se que siempre me escuchas” (Jn 11, 41).
La historia nos cuenta que los primeros peregrinos en noviembre del año 1623 después de recolectar la cosecha se reunieron en una gran fiesta para dar gracias a Dios. El primero de noviembre de 1777 fue oficialmente declarado como día feriado. Abraham Lincoln dijo: “Anunciado en las Sagradas Escrituras y confirmado a través de la historia, que aquellas naciones que tienen al Señor como su Dios, son bendecidas.” Pero nosotros nos hemos olvidado de Dios. Nos hemos olvidado de la mano que nos preserva en paz, nos multiplica, enriquece y fortalece. Vanamente nos hemos imaginado, por medio del engaño de nuestros corazones, que todas estas bendiciones fueron producidas por alguna sabiduría superior y por nuestra virtuosidad. Me ha parecido apropiado que Dios sea solemne, reverente y agradecidamente reconocido como en un corazón y una voz, por todos los americanos.
Hasta en tiempo de crisis económica debemos dar gracias a Dios por lo mínimo que tengamos. La gratitud es una gran virtud. Nos mueve cuando la vemos practicada sobre otros; porque en los necesitados nos vemos a nosotros mismos y por la misma razón nos alteran los malagradecidos. La virtud de la gratitud que nos empuja con modestia a decir gracias presupone conocimiento del beneficio recibido. Santa Teresa de Jesús se expresa de la gratitud así: “Entendamos bien, como ello es, que nos da Dios los bienes sin ningún merecimiento nuestro y agradezcámosle a Su Majestad, porque si no conocemos que recibimos no despertamos a amar.”
Celebremos este día de Acción de Gracias en familia, comencemos con una oración y pensemos en ese pavo, o en la gallinita que dio la vida para que tuviéramos un sabroso banqete, pero más importante es darle gracias a Cristo que dio la vida por nosotros para que tuviéramos vida en abundancia. Gracias Dios Creador y Padre Nuestro que nos das el pan de cada día. Gracias por todas las cosas maravillosas que pones en nuestras manos, por la vida, la iglesia, la fe, la familia, el aire que respiro, por mis amigos y también por los problemas en este día, gracias por la multitud de bendiciones.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario