Por el Rev. José Eugenio Hoyos
El tiempo pasa rápidamente, empezamos a dejar grandes acontecimientos y eventos de nuestra vida; buenos, malos, regulares, todo esto es parte de la vida. Pero también como cristianos sacamos un tiempo especial para nuestra vida espiritual, yo diría mas que importante debería de ser nuestra prioridad.
En Mateo 6, 1-18, el Evangelio de este día se refiere a nuestras obras de misericordia y amor al prójimo, al ayuno, a las oraciones, al sacrificio y sobre todo a que comencemos con seriedad un viaje al interior del alma. Honestamente si queremos tener una buena Cuaresma con buenos resultados debemos recordar siempre que estas son las verdaderas bases de estos cuarenta días. El Miércoles de Ceniza es un encuentro del hombre viejo al encuentro del hombre nuevo en un Cristo que comienza a vivir una nueva pasión. Hoy este miércoles en que se da inicio oficial a la Cuaresma, los sacerdotes, sobre los fieles imponemos la ceniza con estas frases: “Recuerda que polvo eres y en polvo te has de convertir” o “¡Conviértete y cree en el Evangelio!”.
Definitivamente este es un gran llamado a la conversión personal de cada bautizado en Cristo Jesús. En la Cuaresma no podemos olvidar que Nuestro Señor Jesucristo estuvo en ayuno y oración por cuarenta días, superando tentaciones y llenándose con mucha vida interior y reflexión. No podemos desconocer igualmente que la Cuaresma no es solo ayunar y rezar, debemos avanzar un poco más con el Evangelio en nuestros corazones y en nuestras manos puestas en acción. El sacramento de la Reconciliación nos ayudara a tener un encuentro definitivo con nuestro salvador.
Através de los sacramentos tendremos una gran oportunidad de enfatizar y profundizar más sobre nuestra fe católica. Somos pasajeros ante este mundo, es tiempo de prepararnos y de reflexionar igualmente sobre la muerte y al ida eterna. Parece que necesitamos del dolor para acrisolar el amor y valorarlo. Parece que sin la muerte no apreciamos la vida. Aunque no nos guste, la muerte es la mejor maestra de la vida. Es ella la medida de lo que somos y lo que hacemos. Solo la muerte calibra sin engaño la hondura o la superficialidad de nuestra vida y nuestras relaciones.
Si, la muerte es una maestra de la vida y no todo en ella es sombra, como no todo en la vida es luz.
1 comentario:
Padre que buen escrito!! Gracias por ser nuestro guía espiritual. Dios le bendiga grandemente!
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