miércoles, diciembre 01, 2010

Seamos sensibles con los portadores del SIDA y VIH

Rev. José Eugenio Hoyos

Es apremiante que luchemos desde todos los estamentos sociales, el gobierno, los medios de comunicación, el comercio y la industria, las universidades, escuelas y colegios, organizaciones no gubernamentales y sobre todo, todas las Iglesias Católicas, protestantes, evangélicos, judíos, musulmanes, ortodoxos, hindúes, etc.

Hay que seguir creando una cultura de que la situación en el mundo sobre los infectados del sida continua, es latente y esta acabando con muchos seres humanos. La cultura debe ir acompañada de una educación y prevención efectivas, quitando de esta enfermedad todo tipo de tabú y estigma que pueden llegar a hacer mas daño que la misma enfermedad.

El estrago moral contra los infectados del VIH es la indiferencia, la falta de solidaridad, falta de campañas masivas para prevenir y sobre todo para dar grandes aportes monetarios para invertir en la solución científica sobre el pronto hallazgo de la medicina o tratamiento que pueda curar esta epidemia mundial.

Cada portador del SIDA es un ser humano sin importar las circunstancias o su orientación sexual. Debe ser respetado, apoyado y tratado como un ser normal. Por el hecho de estar contagiado de SIDA no significa que es un monstruo o un ser despreciable o contaminante. En estos días en que millones de personas se unen en diferentes eventos y celebraciones para recordar el Día Mundial del SIDA celebrado cada año un 1 de diciembre y decretado en 1998 por la Asamblea General (ONU). Todos los cristianos y no cristianos debemos unir nuestras voces en alabanzas y oraciones por la situación de tantas madres, padres, hijos, niños, amigos que ahora sufren el desprecio y aislamiento por llevar en su cuerpo las secuelas catastróficas del SIDA.

Pero gracias a Dios y a las oraciones del hombre estamos cambiando esta percepción negativa y llego por fin el momento de dar gracias a Dios y a solidarizarnos con los portadores de HIV y SIDA, y decires; ¡Animo! La vida no ha terminado, con respeto y fe y mucha oración llegara la cura y la sanación a sus vidas. ¡Recuerde el SIDA no es un castigo de Dios!

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