Por Rev. José Eugenio Hoyos.
Con gran alegría y satisfacción en una gran mayoría de Iglesias consientes de realizar una buena Evangelización y de atraer a nuevos miembros a la Iglesia están tomando con mucha seriedad los “Seminarios de vida en el Espíritu”. Estos seminarios se han convertido en verdaderos e impresionantes semilleros de conversión y han sido los primeros pasos para que el hombre carnal pueda vestirse y lucir con alegría su nuevo traje Espiritual.
En el Año de la Fe, cada creyente tiene el compromiso de ser un agente y multiplicador de la nueva Evangelización, el objetivo de Jesús es que nos llenemos de la fuerza del Espíritu Santo para proclamar el año de la gracia. Solo se puede ser testigo de Cristo Sanador si nos hemos revestido con la sangre y las llagas de nuestro Señor Jesucristo.
Después de seguir los crecimientos con seriedad y responsabilidad ya empezamos a sentir el envió para proclamar y compartir en comunidad los dones y Carismas. Seremos discípulos de Jesús cuando cada Carismático Católico anuncie que Cristo está aquí, ha venido, volverá y se quedará.
Con cada acción Sanadora, el objetivo de Jesús es despertar la Fe, en cada persona del mundo actual en la cercanía de Dios, luchando contra el dolor, la angustia, las preocupaciones, la discriminación, la injusticia y el sufrimiento.
En mi libro editado por “Kirios” en Buenos Aires, Argentina: “Sanados Setenta Veces Siete” declaro que el poder de Cristo no terminó en las Sagradas Escrituras, este gran ministerio de amor a los enfermos continua con más fuerza en el mundo en que vivimos “porque no me avergüenzo del Evangelio de Cristo, porque es potencia de Dios para dar Salud a todo aquel que cree; al Judío primeramente y también al griego” (Romanos 1,16).
Si Cristo envió 72 apóstoles de 2 en 2 (Lucas 10, 1-9) ahora nos envía a cada uno de nosotros especialmente a los Carismáticos a que participemos sin temores, apoyando a nuestra Iglesia Católica en la nueva Evangelización y en especial en este año de la Fe; nosotros como nuevos discípulos del Señor, entendemos muy bien lo que Jesús quiere.
Jesús quiere un mundo Sano, liberado de las fuerzas malignas que esclavizan y deshumanizan al ser humano.
Seguimos gracias a nuestro Señor Jesucristo: ¡Bendecidos, Encendidos, Sanados y en Victoria!
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