miércoles, febrero 06, 2013

La Renovación Católica Carismática es el gran motor de la Iglesia.

Por Fidel Hurtado-Zapata.
Según mi propia experiencia y como servidor en La Iglesia Católica y conocedor de la Renovación Católica Carismática me uno a las palabras del Director Espiritual de los Carismáticos en Virginia el Padre José Eugenio Hoyos cuando en una de sus enseñanzas de formación en las escuelas Carismáticas decía: “La Renovación Católica Carismática por ser el motor que mueve y da vida a través de la fuerza del Espíritu Santo es un regalo de parte de Dios a la Iglesia por lo tanto los “motores” en algún momento se pueden apagar si no se les da mantenimiento y La Renovación Católica Carismática necesita para mantenerse andando, renovando y volando alto que le demos mantenimiento continuo y con gasolina de alta calidad como es la Oración, amor y mucha fidelidad y esta es una gran verdad ya que la Renovación  Carismática a través de los tiempos y desde dentro de los mismos Católicos que ignoran la historia, la Espiritualidad va a ser criticada, mal interpretada y en algunos casos rechazada absolutamente”.
Es cierto que la Bendición que experimenta la Iglesia a través de los grupos de Oración es inmensa y ha traído grandes conversiones y en cambios a personas que estaban alejadas de la Iglesia o confundidos en su Fe.
Lo que más ha enriquecido a la Iglesia con los Carismáticos ha sido su compartir de dones y carismas que no solo han enriquecido al individuo, sino a toda una comunidad cada Carismático se ha convertido en un testigo de los valores Evangélicos de amor, de compartir, de defender y apoyar al Sacerdote y a la Iglesia en General.

Cuando los católicos viven bajo la moción de El Espíritu Santo, los frutos traen grandes bendiciones a todos. Cada Carismático es un elemento importante y positivo en el desarrollo de la Evangelización, pues somos realmente “fermento” en la masa; “Sal de la tierra”; “Luz del mundo” (Mateo 5, 14,16).
La Renovación Carismática como dice el Padre José Eugenio Hoyos es en verdad: “el gran motor de la Iglesia” para el mundo y para el hombre que está en búsqueda de Dios: pues estamos Bendecidos, Encendidos, Sanada dos y en Victoria. Amen… Amen… Amen…
¡Gloria a Dios!

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