Por Rev. José Eugenio Hoyos
En nuestro Ministerio de Sanación, hemos encontrado a través de los años innumerables enfermedades y que han sido sanadas por la acción directa del poder de Cristo y por la intercesión de la Oración; en algunos casos el cáncer como enfermedad terminal ha quedado en un segundo plano, pues ahora lo que más nos impresiona es cuando pacientes con SIDA están dando testimonios de curaciones.
Si y así es, es ya una realidad que tiene asombrados no solo a creyentes, sino a los mismos médicos. Como la Oración está jugando un papel importante de mano a mano con la ciencia.
Cuando un paciente de SIDA demuestra su evolución, su mejoría o su Sanación completa con la certificación medica definitivamente probamos una vez más que la acción sanadora de Cristo no tiene cuestionamientos, ni cabe la duda.
Desafortunadamente en algunas sociedades el enfermo de SIDA se considera como un muerto social, esto nos hace recordar a los leprosos de la época de Jesús, que Vivian aislados, rechazados, despreciados, estigmatizados y tenían reglas severas que prohibían tener contacto con ellos, vivían al margen de la sociedad.
El milagro que estamos experimentando hoy en día sobre el SIDA, el cáncer a través de técnicas espirituales viene directamente de la transfusión espiritual dada por Cristo en la Fe profunda y en la Oración Jesús con su actuar sobre cada paciente terminal está resucitando entonces a un muerto social, rechazado desafortunadamente hasta por la misma familia.
De esta manera nos demuestra en un modo de contraste, de escándalos en la Iglesia y de algunas divisiones; que Jesús en persona viene a darnos el remedio y la Sanación que la ciencia y la medicina todavía no lo pueden hacer y así unir de nuevo a los Cristianos a través del Ministerio de Sanación en Cristo.
Hoy el Señor quiere tocar a todos los enfermos terminales de nuestra sociedad para que las cosas sean diferentes. Él viene a abrazar al enfermo de SIDA sin miedo ni temores, ¡su compasión está llena de ternura!.
Dios puede cambiar todo en un instante, porque para él nada es imposible. Cada vez estamos siendo testigos de que hay que creer y convencernos con cada testimonio de Sanación que el poder sanador de Cristo es real, no es un show ni un invento.
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