jueves, septiembre 05, 2013

Sordos, ciegos, endemoniados, sanos, cancerosos y con sida serán liberados y sanados.

Por Rev. José Eugenio Hoyos.


Para usted querido amigo(a) ya no es noticia ni le da sorpresa cuando escucha que en un evento, congreso o Misa de Sanación cientos de creyentes están testificando sobre el poder sanador de Jesús de Nazaret.
La historia de la salvación y el tiempo de los milagros no ha descansado; Cristo sigue realizando su obra sin descansar y será hasta el final de los tiempos, esa es parte de su gran promesa San Marcos 7: 31:37 nos dice: “Cuando Jesús volvía a la región de Tiro paso por Sidón y fue al mar de Galilea, atravesando el territorio de la Decápolis.

Entonces le presentaron a un sordomudo y le pidieron que le impusiera manos. Jesús lo separó de la multitud y llevándolo aparte le puso los dedos en las orejas y con su saliva le toco la lengua; después levantando los ojos al cielo, suspiro y le dijo: ” Efata que significa:  ábrete”.
Y en seguida se abrieron sus oídos y se le soltó la legua y comenzó a hablar normalmente.
Jesús le mando insistentemente que no dijera nada a nadie, pero cuanto más insistía, ellos más lo proclamaban. Y en el colmo de la admiración decían: “todo lo ha hecho bien, hace oír a los sordos y  hablar a los mudos”.
La imposición de manos y la saliva son dos dignos de sanación que no podemos ignorar en el Ministerio de  la Sanidad de Cristo.
Esto nos demuestra y enseña que todos los miembros del  cuerpo de Cristo son divinos y sagrados y tienen gran poder sanador y liberador; su sangre, sus heridas, sus llagas, su sudor, sus manos etc.

Cuando Cristo sana, sana perfectamente. Él lo hace todo bien, somos nosotros los que nos alejamos y nos apartamos de Cristo.
Por eso en cada Predicación, trato de indicarle a la audiencia que nuestro don de Sanación es temporal; pero el de Cristo es eterno y glorioso.

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