Por el Padre JOSÉ E. HOYOS | Para el Catholic Herald
La Iglesia católica necesita con más fuerza auténticos servidores, nuestras parroquias siguen creciendo y es una urgencia de que nos comprometamos a servir con amor, fe y alegría.
Por eso nuestro Obispo de la Diócesis de Arlington Paul S. Loverde ha escrito la carta pastoral “Vayan adelante con el corazón ardiente”, la cual nos invita ayudar y a comprometernos con la nueva evangelización.
A todos nos gusta ser necesarios, especialmente cuando las personas acuden constantemente a nosotros para que oremos, brindemos ayuda y consejo, pero es fácil pensar que somos algo especial y se nos olvida que solo somos servidores.
Un pasaje muy hermoso al respecto lo vemos en Marcos 10, 42-45 que dice, “Jesús los llamó y les dijo: ‘Como ustedes saben, los que se consideran jefes de las naciones las gobiernan como si fueran sus dueños, y los que tienen algún puesto hacen sentir su poder, pero no será así entre ustedes. Al contrario, el que quiera ser más importante entre ustedes que se haga servidor de todos. Así como el hijo del hombre, que no vino para que lo sirvieran sino para servir y dar su vida como rescate de una muchedumbre’”.
También nosotros somos siervos, hemos sido comprados por Jesucristo por un precio. San Pablo dice, “Porque ninguno de ustedes vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo. Pues si vivimos, vivimos para el Señor y si morimos, morimos para el señor. Por tanto, sea que vivamos o muramos, somos del Señor”
Jesús siempre necesito colaboradores y hoy también los necesita para continuar la obra: “Construir el Reino de Dios”.
Pero hermano(a) servidor(a), no espere recibir una medalla por servir en la iglesia, no espere recibir alabanza, porque del Señor es la alabanza y toda la gloria. Y por eso debemos procurar siempre ser humildes y estar dispuestos.
Quiero decirlo hermano que “servir” significa ejecutar un deber, hacer una tarea o realizar algo útil; hoy se usa la palabra “obrero” para que te unas a la construcción del reino de los cielos.
No esperes que el sacerdote llegue hacia ti para preguntarte si quieres servir en un determinado ministerio de la iglesia. Dios te ha dotado de grandes dones y carismas, ofrece tu servicio a la Iglesia y Dios te recompensará.
Un pasaje muy hermoso al respecto lo vemos en Marcos 10, 42-45 que dice, “Jesús los llamó y les dijo: ‘Como ustedes saben, los que se consideran jefes de las naciones las gobiernan como si fueran sus dueños, y los que tienen algún puesto hacen sentir su poder, pero no será así entre ustedes. Al contrario, el que quiera ser más importante entre ustedes que se haga servidor de todos. Así como el hijo del hombre, que no vino para que lo sirvieran sino para servir y dar su vida como rescate de una muchedumbre’”.
También nosotros somos siervos, hemos sido comprados por Jesucristo por un precio. San Pablo dice, “Porque ninguno de ustedes vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo. Pues si vivimos, vivimos para el Señor y si morimos, morimos para el señor. Por tanto, sea que vivamos o muramos, somos del Señor”
Jesús siempre necesito colaboradores y hoy también los necesita para continuar la obra: “Construir el Reino de Dios”.
Pero hermano(a) servidor(a), no espere recibir una medalla por servir en la iglesia, no espere recibir alabanza, porque del Señor es la alabanza y toda la gloria. Y por eso debemos procurar siempre ser humildes y estar dispuestos.
Quiero decirlo hermano que “servir” significa ejecutar un deber, hacer una tarea o realizar algo útil; hoy se usa la palabra “obrero” para que te unas a la construcción del reino de los cielos.
No esperes que el sacerdote llegue hacia ti para preguntarte si quieres servir en un determinado ministerio de la iglesia. Dios te ha dotado de grandes dones y carismas, ofrece tu servicio a la Iglesia y Dios te recompensará.
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