lunes, agosto 11, 2014

Un verdadero cristiano no debe vivir con depresión.

Por Rev. José Eugenio Hoyos.


En uno de los descansos en el retiro de Sanación de Phoenix, Arizona se me acerco un joven de aproximadamente 23 años y me pregunto: ¿Padre Hoyos yo oro todos los días y por qué sufro de depresión?
En ese momento le pregunte: ¿y cómo Oras?; ¿Qué método de Oración usas? Pues la respuesta a la depresión o a cualquier enfermedad es orar intensamente y continuamente.

Pero antes de empezar a Orar hay que preparar la mente, el corazón, el cuerpo y hay que darle una limpieza total comenzando con una oración de liberación, invocando la fuerza del Espíritu Santo. Y cubriéndose con las llagas y la sangre de Cristo. Esto debe hacerse antes de levantarse, al medio día y al acostarse, hasta que la sensación de depresión desaparezca completamente.

Para el cerebro es igual de poderoso disfrutar una meditación y una Oración aunque sea sencilla, lo esencial es la actitud con la que se realice.
No podemos ignorar que el cerebro y todo el cuerpo humano tienen como único dueño a Dios.

Nos dice Voltaire “El arte de la medicina consiste en mantener al paciente en un buen estado de ánimo; mientras la naturaleza lo va curando”.


Y a través de mi experiencia Espiritual yo diría que la acción de la  Oración es la medicina más efectiva que mantiene a cualquier paciente sano y con ánimo de vivir y sacar afuera cualquier tipo de depresión. Así como dejamos entrar la depresión a nuestras vidas; con el poder de Dios también tenemos las armas para sacar fuera esta depresión, con Dios en nuestras vidas haremos que lo imposible sea posible. ¿Quién no quiere ser feliz? ¡Fuera depresión!

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