jueves, septiembre 11, 2014

30 años de Ministerio Sacerdotal.

Por Rev. José Eugenio Hoyos.


Es muy placentero haber celebrado la Santa Eucaristía en la Parroquia de San James en Falls Church, Virginia en acción de gracias por 30 años de vida Sacerdotal. Como Sacerdote de la Diócesis de Arlington y Director del Apostolado Hispano son muchas las experiencias positivas y el trabajo pastoral que se ha realizado no solo en las diferentes Parroquias del área sino a través de la Evangelización y las misiones en otros países.
Con el apoyo de mi Obispo Paul S. Loverde y de mis hermanos Sacerdotes el trabajo en equipo ha dado grandes frutos en la nueva Evangelización. Mi trayectoria en las Parroquias de San Antonio, la Catedral de Santo Tomas Moro, la Sagrada Familia, San José y San James han dejado grandes huellas y proyectos comunitarios que ahora siguen con gran fuerza beneficiando a una extensa feligresía; hemos acompañado por muchos años a nuestra comunidad inmigrante y seguiremos orando para que se dé una reforma migratoria justa y moral.

Las misas por los enfermos han sido un gran alivio y una forma eficaz de llevar el Evangelio a los más necesitados.
Hay muchos desafíos que tenemos que enfrentar como Sacerdotes, somos un proyecto de Cristo en la construcción hacia la santidad.


En mi Ministerio Sacerdotal siempre he entendido que del Sacerdote  se espera que sea un hombre de esperanza espiritual, con autoestima positiva, un profeta enamorado de Cristo y del Evangelio y preocupado por la situación social. El Sacerdote como todo cristiano, llamado a ser otro Cristo tiene un desafío por delante y es de ser un agente de unidad, perdón y reconciliación.
A cada Sacerdote Dios nos pide que seamos sus manos para dar animo a los enfermos; que seamos sus pies para ir diligentes hacia aquellos que están sedientos de amor y contención; que seamos sus ojos para mirar el corazón: lo bueno, las virtudes de los demás dejando a un lado las miseria y pecados que por otra parte todos lo tenemos; Quiere que seamos su corazón para tener sus sentimientos  (Filipenses 2,5) de amor, dulzura, paciencia y mansedumbre. Gracias señor Jesús por estos 30 años de vida Sacerdotal y envía más Sacerdotes a este mundo.

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