En este tiempo tan importante del
calendario Litúrgico cuando nos estamos preparando para vivir la Cuaresma es de
suma importancia que los Católicos entendamos profundamente la acción del Espíritu
Santo en nuestras vidas.
No olvidemos que Jesús vino a revelar
el Ministerio de la Santísima Trinidad; sin sus auxilios jamás hubiéramos entendido
que tenemos un solo Dios verdadero con tres personas distintas: El Padre, el
Hijo y El Espíritu Santo.
La Presencia del Espíritu santo no es
solo una etiqueta, simbolizado en una paloma, tampoco es un sentimiento
pasajero. Es presencia viva y actuante en nuestra vida y nosotros podemos
advertir físicamente.
Su asistencia en nosotros, en nuestro
comportamiento, en nuestro mejoramiento Espiritual y en la forma como nos
comportamos con nuestro prójimo.
En otras palabras el Espíritu Santo,
promotor de Santidad la difunde también a través de nosotros. Cuando nos
congregamos o asistimos a una Eucaristía, cuando nos unimos en Oración o Alabanza en un congreso Carismático y
comenzamos a sentir la liberación, sanación o conversiones esto se debe a la
maravillosa presencia del RUAH, el RUAH es el soplo del Espíritu Santo que
cuando comienza a actuar, empieza a soplar toda clase de enfermedades, de espíritus
malignos y viene a sanar y levantar a toda persona que se encuentre enferma, caída
o desanimada.
“De Jesús Salía una fuerza que sanaba
a todos” (Lucas 6,19).
Dios Sana a todos los que creen en la
fuerza del Espíritu Santo.
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