Por Padre Jose Eugenio Hoyos
En la Renovación Carismática corriente de
gracias en la Iglesia Católica es de suma importancia que parte de la
espiritualidad carismática se de una formación seria sobre el significado de la
cruz, pues es necesario entender el símbolo no solo de la cruz sino lo que el
cuerpo de Jesus nos brinda en nuestra salvación, liberación y sanación.
Cada herida, llaga, sangre, agua, y
gestos de la cara de Cristo tienen un significado impresionante. No podemos olvidar
ni ignorar que del costado de Cristo brota el Espíritu Santo para darle fuerza
a la Iglesia “VENI CREATOR SPIRITUS (Ven Espiritu Creador)”.
La humanidad no puede olvidar que fueron
4 clavos los verdugos que crucificaron a Jesús para colgarlo en la cruz. Fue el
sello infame que puso punto final a la agonía del Mesías: Cristo Jesus! De sus
manos y pies brotaba la Sangre y el agua que purificaría y liberaría toda la
inmundicia humana, devolviéndole al pecador la dignidad y la esperanza. Eran
cuatro poderoso clavos los que con rudeza rompieron y desgarraron las manos del
Maestro, que para bendecir estaban abiertas y para condenar se había martillado
y cerrado.
Otro de los grandes símbolos que
contienen gran fuerza de sanación es la corona de espinas que es una de las
humillaciones que sufrió Cristo (Mateo 27, 29-29). Los clavos produjeron gran
dolor pero también sacaron la frialdad y crueldad de la humanidad de aquel
entones trayendo más seguidores a los pies de Jesus.
No fueron los clavos lo que le detuvieron
en la cruz, sino la voluntad del Padre que le detuvo en la cruz (Hebreos 12,
2).
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