Por
Karla Alemán
El
Padre José Eugenio Hoyos, asesor de la Renovación Carismática en la Diócesis de
Arlington, Virginia fue el invitado central a la gran Misión Diocesana y
Parroquial de San Agustin de Hipona en San José, Costa Rica.
Miles
de personas se dieron cita a esta gran misión participando en los cinco días donde
el público pudo experimentar el poder sanador y liberador de Cristo Jesus.
El
Padre Hoyos hizo énfasis en que toda sanación y en toda Eucaristía actúa
directamente Dios. Las heridas no sanadas pueden reducir enormemente nuestra
libertad. Superar las ofensas, es una tarea sumamente importante, porque el
odio y la venganza enferman a las personas. Los resentimientos y el rencor
hacen que las heridas sean más profundas y dolorosas.
El
acto de perdonar es el gran comienzo de sanación y de liberación de heridas del
pasado. Con una fuerte oración y acompañados de alabanza se descubren las
llagas que pueden ser sanadas y liberadas con la Sangre de Cristo. Perdonar
significa renunciar a las venganzas y al odio. Perdonar exige tener un corazón misericordioso
y generoso. Significa ir más allá de la justicia. Necesitamos el perdón, porque
todos hacemos daño a los demás, aunque algunas veces quizá no nos demos cuenta.
Necesitamos
del perdón para deshacer los nudos del pasado y comenzar de nuevo. Cada cristiano
debe mirar a la cruz como un gran signo de perdón, pues fue allí que cuando
broto la Sangre de Cristo en las llagas nació la sanación y liberación.
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