Por Rev. José Eugenio Hoyos
La vida eterna consiste en conocer al
Padre, quien es el único Dios verdadero, y conocer al hijo, Cristo Jesus a
quien el padre envió (Juan 17, 3). El conocer a Jesús va a la par de conocer a
Dios, porque Jesus mismo es Dios (Juan 1, 1; Tito 2:13 y Segunda de Pedro 1:1).
De hecho es muy importante que nosotros
los que pertenecemos a la RCC o hemos ya hecho el “Seminario de Vida en el Espíritu”
entendamos que somos parte de la familia de la Santísima Trinidad: ¿quiénes
forman la Santísima Trinidad? Padre, Hijo y Espíritu Santo. Que entendemos el
Poder Sanador y liberador del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Tres personas
distintas y un solo Dios verdadero. ¡¡Amen, amen, amen, gloria a Dios!! Primera
de Corintios capítulo 1, versículos 21-25 nos dice la Palabra: “Pues el mundo,
con su sabiduría, no reconoció a Dios cuando ponía por obra su sabiduría;
entonces a Dios le pareció bien salvar a los creyentes con esta locura que predicamos.
Mientras los judíos piden milagros y los
griegos buscan el saber, nosotros proclamamos a un Mesías crucificado. ¡Para
los judíos un escándalo! ¡Y para los griegos que locura!... pero para los que Dios ha llamado,
judíos o griegos, este Mesías es fuerza de Dios, tienen más sabiduría que los hombres,
y las debilidad de Dios es más fuerte que los hombres” (Palabra de Dios). ¿Te
has puesto a pensar que somos parte de la locura de Dios al habernos creado?
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