miércoles, septiembre 30, 2015

Orar, adorar, alabar para sanar heridas y enfermedades

Por José Eugenio Hoyos



Solo Cristo santa y libera, Su poder no tiene límites. En uno de los eventos de la Renovación Carismática realizados en Córdoba, Argentina, una personas me pregunto: “¿Por qué Dios no sana a todas las personas?” y yo le respondí: “Todo lo contrario, Dios nos quiere sanos a todos lo que pasa es que algunos no están preparados suficientemente para recibir esa sanación o esa liberación, tenemos que crear que si van a suceder sanaciones, orar mucho, tener una fe firme y creerle solo a Dios.



En muchos pasajes bíblicos nos habla que muchos enfermos padecían enfermedad durante muchos años, tal es el caso de la mujer hemorroisa, el casa del paralitico cerca a la piscina de Betesda, pero no perdieron la esperanza aunque hubiesen perdido fuerza por la furia y el desespero de la enfermedad. Por tal motivo la enfermedad y las heridas profundas del dolor. Se convierten en la prueba que debe ser superada con las alas de la fe y con la oración perseverante, así se permanece en Jesus alimentando nuestro corazón con la fuerza compasiva de la sanación.


Hay que tomar la determinación de acercarnos de una forma definitiva de rodillas ante Jesus Sacramentado, adorándolo, orando y alabándole. Muchas enfermedades ofrecidas como oración y bendiciones ayudan a purificar y sanar el alma. No olvides que Cristo quiere sanar a todos su sanación es infinita. 

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