Recientemente
fui invitado a un Congreso de Sanación organizado por la Renovación Carismática
en Alabama y al final de esta gran evento espiritual algunos de los asistentes
tuvieron la oportunidad de dar los testimonios de sanación que obtuvieron en
esos días uno de los feligreses me pregunto admirado y sorprendido Padre Hoyos
¿Es posible que todavía existen milagros? Y yo le respondí con seguridad: si
mientras Cristo este vivo, mientras haya fe, y exista la oración de corazón
seguiremos viendo muchos más milagros pues Cristo no ha terminado su obra entre
su pueblo.
La relación
de Jesús con los enfermos no es esporádica, sino permanente. El sana a multitudes
de manera admirable, hasta el punto de que las curaciones milagrosas
caracterizan su actividad.
Es
notorio ver en los evangelios como Jesús toca los órganos de los sentidos, es
una manera muy específica para orar por la salud del enfermo. Ordena al sentido
éfeta, (ábrete): ante la autoridad de Jesús los sentidos obedecen.
Jesús
sana por el tacto: es el toque maravilloso del amor de Dios, Jesús al tocar al
enfermo, pasa su poder curativo, se siente la fuerza de amor que sana. Y al
igual que Jesús somos canales de su amor que sana al enfermo y se siente su
fuerza curativa y sus milagros en nuestras vidas.
Solo
Cristo realiza milagros, sana, libera y salva. Para lograr los milagros de Dios,
la fe y la oración son necesarias para recibir este gran regalo de Dios.
“Ten
Fe,” y “Serás Sanado” “Por sus heridas seréis Sánalos” Hay que creerle a
Dios... hay que pedirle solo a Él. Pues los milagros y sanaciones están en las manos de Dios. Hay que
pedir con fe y confianza que por ejemplo un enfermo de Cáncer si se sanara
cuando se somete a la voluntad de Dios.
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