lunes, febrero 22, 2016

El Corazón de los Carismáticos No Fue Hecho Para Cosas Pequeñas


Por José Eugenio Hoyos


La Renovación Carismática nació el día de Pentecostés, en el derramamiento del Espíritu Santo sobre María y los Apóstoles su único fundador es el mismo Espíritu Santo. Solo hace 50 años se descubrió la gran corriente de gracia en el mundo moderno.

Es por eso que cada Carismático es rico y afortunado al recibir dones y carismas.

Cada Carismático ha sido llamado a realizar cosas grandes en el nombre del Señor, a Predicar la Buena Nueva, a sanar a los enfermos y a liberar a espíritus malignos en el nombre de Cristo Jesús.


“Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito. Porque a los que de antemano conoció, también los predestino a ser hechos conforme a la imagen de su hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos” (ROM 8:28)

Cuando Dios te dice que eres llamado y escogido para heredar cosas grandes e suelta proféticamente lo que nos dicen las Sagradas Escrituras “El Dios de Abraham, Isaac y Jacob.” En otras palabras, Dios bendice más allá de la tercera generación, para luego volver a renovar su promesa.

Lo importante no es como naciste, sino para que naciste.


El propósito central de cada Carismático es ser semejantes a Jesucristo en nuestras actividades, nuestro estilo de vida, nuestras relaciones, nuestros sacrificios, nuestros ministerios y siendo testimonios vivientes que arrastren en esta corriente de Gracia multitud de almas para Cristo.

San Pablo nos dice: “Somos llamados según sus propósitos” “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiara a toda la verdad, porque no hablara por su propia cuenta, sino hablara todo lo que oiga y os hará saber las cosas que habrán de venir. El me glorificara, porque tomara de lo mío y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomara De lo mío y os lo hará saber.” (Juan 16: 13-15)

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