Por José Eugenio Hoyos
La Renovación
Carismática Católica se ha convertido en los últimos años en el gran semillero
de grandes y comprometidos servidores, laicos comprometidos con la palabra y la
predicación, muchas vocaciones han retoñado en los Grupos de Oración que han
ingresado a las Diócesis y a las comunidades religiosas.
Cada Carismático
después de realizar y vivir a plenitud el seminario de Vida en el Espíritu y en
un verdadero heraldo y multiplicador de la cultura de Pentecostés. Luego vemos
a miles de Carismáticos sirviendo en los diferentes ministerios de la Iglesia
con gran fervor y un compromiso envidiable.
“El Espíritu
Santo distribuyendo sus dones a cada uno según quiere.” (1 Cor 12, 11), reparte
entre toda clase de fieles, gracias incluso especiales, con las que los dispone
y prepara para realizar variedad de obras y oficios provechosos para la Renovación
y mayor edificación de la Iglesia, estos Carismas son útiles a las necesidades
de la Iglesia y hay que recibirlos con agradecimiento y consuelo.”
En el N.T
San Pablo destaca tres ministerios o servicios: los apóstoles, los profetas y
los doctores (1 Cor 12, 28) a todos corresponde responsabilidad en la misión de
apostolado y de participación, pues en ello tienen su fundamento los
ministerios y servicios del pueblo de Dios.
Pero para
que esa Evangelización sea duradera y más efectiva los líderes de la RCC a
nivel nacional o local deben ceder y delegar más funciones a la gente joven,
tenemos que confiar más en la Renovación Juvenil los jóvenes tienen mucho que
aportar en gozo, ejemplo entusiasmo y con la presencia del Fuego del Espíritu Santo.
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