Por José Eugenio Hoyos
El jubileo y
la celebración de los 50 años de la Renovación Carismática Católica se está
anunciando desde hace mucho tiempo y en todas partes se siente la preparación de
eventos espirituales, retiros, vigilias, horas santas, Eucaristías para darle
sabor y sentido a este magno evento.
Pero es muy
triste que entre los Católicos y muchos creyentes ignoren la presencia del Espíritu
Santo y más que ni siquiera conozcan que dentro de nuestra Iglesia Católica existe
la Renovación Carismática y la misión de los Católicos es conocer todos los
movimientos de la Iglesia y participar posiblemente en algunos de ellos para
crecer más espiritualmente. Pero lo más triste y doloroso es que entre los
mismos Católicos nos critiquemos entre los movimientos y con lengua mordaz nos destrocemos
unos a los otros.
Algunos parroquianos
quedan confundidos cuando sus líderes espirituales dentro del pulpito en vez de
Evangelizar y predicar con ardor el Evangelio, lo que hacen es desanimar a sus
fieles cuando echan indirectas y crean divisiones con comentarios dañinos que
apagan la Fe y la oración de los creyentes.
El mismo
Papa Francisco en la reunión que tuvo con los Sacerdotes en la Basílica de Letrán
nos dijo” “Pido a los Párrocos y Sacerdotes promover los seminarios de Vida en
el Espíritu de la Renovación Carismática para que los fieles tengan un
encuentro personal con Jesús.”
Si yo como
Sacerdote no estoy de acuerdo con los Grupos de Oración de la RCC debo ser más
prudente, guiar al rebaño de Dios, dedicar más tiempo a conocer la
espiritualidad Carismática y no juzgar por las apariencias, la emotividad, la exageración
o el fanatismo de “Algunos Carismáticos” todo lo contrario en mi experiencia
pastoral el Carismático es un gran apoyo para los ministerios de la Iglesia. Tampoco
los Carismáticos deben criticar a los otros movimientos de la Iglesia. Dios
quiere unidad.
Son fieles a
la doctrina de la Iglesia, perseverantes en el rosario y fuertes en la devoción
a María conozcamos esta espiritualidad antes de criticar y oremos más por los
que oran y alaban.
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