Por José
Eugenio Hoyos
Con gran alegría la Renovación Carismática (RCC) está
formando y apoyando Predicadores Carismáticos llenos del Espíritu Santo y con
una doctrina sana y efectiva de Nuestra Iglesia.
Tanto Sacerdotes como Laicos están llevando la palabra y el
Evangelio de Cristo a todos los rincones del mundo.
Los predicadores Carismáticos son necesarios e importantes
para realizar con efectividad la Nueva Evangelización. En los Seminarios deberían
darle más fuerza e importancia a la predicación de los futuros Sacerdotes y que
los Sacerdotes Católicos no le tengan miedo a la predicación Carismática y
mucho menos miedo a la Renovación Carismática Católica, pues todos los
movimientos de la Iglesia son importantes y necesarios.
Recordemos que para predicar el Evangelio de Cristo los Apóstoles
y Discípulos fueron formados por Jesús, en su ministerio terrenal, recibieron
una sólida instrucción acerca de todo lo relacionado con el Reino, así como
aprendieron un método infalible: el método de Jesús: Evangelizar con obras y palabras.
El predicador Carismático debe estar comprometido, conocer
vivir y sentir la espiritualidad Carismática, cultivar y amar los dones y
carismas y vivir cada día un Nuevo Pentecostés.
Un predicador Carismático es el profeta del nuevo siglo que
anuncia sin miedo, con fuerza y entusiasmo la Buena Noticia del Reino del
Padre. Con sabiduría, prudencia y obediencia a la Iglesia y su Jerarquía, encausa
su vivir según la palabra de Dios, testimoniando a Jesucristo en todas partes;
el predicador se sirve del mundo y no se deja dominar por el mundo.
El predicador debe ser un ejemplo de humildad de oración y de
responsabilidad.
El predicador Carismático debe saber perdonar y aceptar con
amor las críticas, preparar bien los temas, practicar los dones Carismáticos,
predicar con el poder del Espíritu Santo vivir lo que predica, y cada día formarse
más.
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