Por José
Eugenio Hoyos
Nuestra comunidad hispana en el área metropolitana de
Washington especialmente los inmigrantes que asisten a nuestras parroquias en
la Diócesis de Arlington han demostrado gran beneplácito por las declaraciones
que recientemente dio el Papa Francisco sobre la pena de muerte.
El Papa Francisco aprovechó la ocasión al cumplirse los 25
años de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica.
Nuestro pontífice hizo una seria reflexión sobre la pena de
muerte sobre todo lo que concierne con el derecho a la vida.
En el punto 2267 del Catecismo que nos indica que: “La
enseñanza tradicional de la Iglesia no excluye, supuesta la plena comprobación
de la identidad y ve la responsabilidad del culpable, el recurso a la pena de
muerte, si esta fuera el único camino posible para defender eficazmente del
agresor injusto las vidas humanas”.
El Papa Francisco resaltó que se debe afirmar con fuerza que
la sentencia a pena de muerte es una medida deshumana que humilla.
La pena de muerte es inadmisible porque atenta contra la
inviolabilidad y la dignidad de la persona. La pena de muerte es una forma
innecesaria y sistemáticamente defectuosa.
Es en si misma contraria al evangelio porque con ella se
decide voluntariamente una vida humana que es siempre sagrada a los ojos del
creador y la que Dios solo, en un ultimo análisis, es verdadero juez y garante.
Debe primer la Misericordia de Dios sobre la justicia. Hemos
escuchado a muchos Católicos decir que apoyan al Papa Francisco el 100% pues no
podemos aplicar la regla de “Ojo por Ojo, diente por diente”. Nadie tiene el
derecho de quitarle la vida a una persona, independientemente del crimen mas
atroz y horrible que haya cometido.
La violencia solo genera mas violencia, y es que si
condenamos a pena de muerte a un asesino, estamos repitiendo justo el acto por
el que le acusamos. Los mandamientos de la ley de Dios nos dice que “No
Mataras” que no podemos quitarle la vida a nadie, y ¿Cómo lo hacemos? ¿Matando?
Parece que dicho así es contradictorio e hipócrita, y es una tristeza que en
este siglo 21 esta practica inmoral todavía este presente en algunos estados de
la unión Americana y en 58 países del mundo. Si queremos justicia y que el
criminal se arrepienta, se convierta y se renueve la pena de muerte no es la
solución mas bien la cadena perpetua seria la salida mas viable.
Seria de mucha ayuda a que se formen grupos de apoyo en las
diferentes Diócesis en que existe la pena de muerte para exigir también iniciativas
políticas y legislativas para eliminar la pena de muerte en los Estados Unidos.
Estoy convencido que por encima de la justicia y de cualquier ley esta la ética
y la moral, tanto individual como colectiva.
Nuestra Comunidad Hispana siempre estará firme para defender
la vida de los no nacidos y de todo ser humano. Pues la pena de muerte fomenta
el odio y la venganza hay que sumar vidas y no restarlas.
No nos sintamos mejores personas por querer destruir a los
que nos han hecho daño.
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