Por el Rev. José Eugenio Hoyos
En todos los medios de comunicación de todo el mundo solo se habla de la depresión económica, del colapso del imperio más consumista del mundo (para algunos analistas) etc. En realidad estamos viviendo momentos que sabíamos iban a llegar. Primero fue la caída de compra y venta de las viviendas, los problemas de inmigración en Estados Unidos y en la Unión Europea. Las consecuencias del las guerras en Afganistán e Irak. Los atentados terroristas en varios países trajeron muchas consecuencias irreparables como el miedo, la desconfianza, más discriminación e inversión en la seguridad etc. Muchos fenómenos atmosféricos se unieron a esta campaña de desestabilización.
Pero algo positivo que se puede sacar de esta tormenta actual, es que la mayoría de las personas han podido sacar tiempo para reaccionar. Todos por ejemplo, en este país estaban más interesados en producir, ganar, y triunfar que en el amor de Dios. Desafortunadamente lo dijimos hace más de 20 años, el mundo, y especialmente Europa y Estados Unidos, se está moviendo a una secularización y ateismo impresionante que nos va a llevar a la ruina económica, moral y social. Se da la impresión que estuviéramos viviendo momentos apocalípticos.
Lo interesante aquí es que la riqueza material, cuando logran alcanzarla, no es duradera; pues la misma no siempre se acerca a este tipo de personas, ya que cuando están mas cerca de la gran oportunidad, se devuelven o no siguen cavando cuando falta un pie solamente para encontrar la mina de oro. Los triunfadores saben que tendrán caídas, de la misma manera que los mejores vendedores entienden que serán rechazados. Para ellos los rechazos y las excusas sirven de enseñanzas.
A veces los fracasos, no son el final de un propósito, son solo retrocesos temporales. Todos necesitamos aprender a fracasar y lograr el mejor aliado que es un espíritu rico en valores y lleno de Dios. Así sabemos perseverar como lo hizo Henry Ford quien fue a la quiebra cinco veces antes de triunfar realmente o insistir una y otra vez como Walt Disney, quien fue despedido de un periódico por falta de ideas, y después fue a la bancarrota varias veces. Ojalá derrotemos el desaliento con una fe viva, buenas lecturas y el ejemplo de seres animosos y entusiastas. Si fracasas, recuerda que Dios enviará un ángel y con su mano suave te levantará bien alto.
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