Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Con el rumbo que va tomando la economía mundial, es muy importante que la sociedad actual haga un alto para reflexionar sobre cual es el apoyo y la importancia que se le está dando al trabajador y el derecho a pertenecer a un sindicato. No podemos desconocer la importancia y el objetivo de un sindicato a nivel mundial ya que su meta es asumir la representación y legítima defensa de sus afiliados o asociados, además de promover los intereses económicos, sociales y culturales de los mismos. La finalidad de los sindicatos es representar a los trabajadores en el ejercicio de sus derechos emanados de los respectivos contratos. Representar a los asociados en las distintas instancias del proceso de negociación colectiva. Velar por el cumplimiento de las normas de trabajo y de seguridad social.
Como Iglesia Católica, los lideres tenemos una gran obligación moral de proteger y difundir lo que beneficia al trabajador y consecuentemente las organizaciones como los sindicatos. “El trabajo social debe hacerse sobre la base de la difusión, de las encíclicas sociales, de sus ideas filosóficas, sociales, políticas y desde su marco histórico. Son verdaderas bombas explosivas. Nuestro deber es predicarlas”, dijo San Alberto Hurtado, el jesuita chileno.
Recientemente el Papa Benedicto XVI recibió en audiencia a los miembros de la Confederación Italiana Sindical de los Trabajadores. “En el pleno respeto de la legítima autonomía, la Iglesia experta en humanidad, no se cansa de ofrecer la contribución de su enseñanza y de su experiencia a aquellos que pretenden servir a la causa del hombre, del trabajo y del progreso, de la justicia social y de la paz. Su atención a las problemáticas sociales ha crecido a lo largo del ultimo siglo” dijo el Papa.
En el alba del siglo XX con la encíclica Rerum Novarum, el Papa León XIII hizo una encendida defensa de la dignidad inalienable de los trabajadores. Las orientaciones ideales, contenidas en este documento, contribuyeron a reforzar la animación cristiana de la vida social; y esto se tradujo por otro lado, en el nacimiento y consolidación de no pocas iniciativas de interés civil, como los centros de estudio social, las sociedades obreras, las cooperativas y los sindicatos.
En la encíclica social Laborem Exercens de 1981 dedicada al trabajo, el Papa Juan Pablo II había dicho que la Iglesia nunca ha dejado de considerar el problema del trabajo dentro de una cuestión social que ha ido asumiendo progresivamente dimensiones mundiales. Ninguna entidad religiosa o persona cristiana debería contratar a empresas que violen los derechos de los trabajadores o que no respeten su derecho a la sindicalización y a la negociación colectiva. Debemos estar alertas y denunciar a quienes incumplen con los derechos de los trabajadores y su dignidad.
1 comentario:
Pienso que los sindicatos son armas de dos filos.
Es verdad que muchos avances y mejoras para el trabajador se han conseguido a base de la unidad y mutuo apoyo que representa un sindicato, sobretodo durante y depués de los incicios de la era de industrialización moderna en la cuál se cometieron muchos abusos a los obreros . Tambien el hecho de que como se dice: “La unidad hace la fuerza”, significa que se puede protejer al trabador contra abuso y falta de cumplimiento de las leyes laborales.
Ahora bien, en ocasiones un sindicato puede ser tambien un nido de incubación para revueltas politico-sociales, un metodo para usar a la masa de miembros como elementos de presión para llevar a cabo ideologias politicas de los dirigentes o elementos revoltosos.
Tambien en ocasiones las demandas de los sindicatos pueden ser irraccionales, extremistas y capaces de herir gravemente la economia de una empresa, o pais, de lo cuál nadie se benefícia.
Quizas opino más desde el punto de vista del sindicato europeo que el sindicado USA el cual no conozco tanto, pero hay que tener cuidado con el comportamiento de los sindicatos en una era tan economicamente difícil como la presente.
Publicar un comentario