Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Vivimos en un mundo donde se da la impresión de que todos los seres humanos tenemos derechos, deberes y muchas otras exigencias, pero nos hemos preguntado alguna vez: ¿La ternura y la infancia tienen derechos? Desde un lado de la ilusión y los sentimientos, el gran poeta Pablo Neruda, apostó a la regeneración del amor: “Hay que dejar establecida la nueva ternura en el mundo”, e igualmente el inmortal Rilke nos sorprendía: “La única patria universal del hombre es la infancia”. Ninguno de los dos hubiera creído que un millón de niños muere antes de cumplir el primer año de vida en nuestro continente, y que como secuela nos hallamos frente a un verdadero genocidio.
La Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989 recordó: “que en la Declaración Universal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas proclamaron que la infancia tiene derechos a cuidados y asistencia especiales”. Una niña chilena Carmen Dieguez de 13 años de edad preguntaba: “No entiendo porque existen niños trabajadores, y por otro lado, adultos cesantes. El trabajo debiera ser para nuestros padres y la escuela para nosotros los niños(as). El tailandés Vitit Muntarbhorn, profesor de derecho internacional, denunció como investigador de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, la venta de niños, la prostitución infantil y la pornografía. Explicó que la violencia sexual contra niños y niñas se produce en todo el mundo y aumenta constantemente.
Ningún estado hace lo que tiene que hacer por la infancia. Cada dos segundos muere un niño como consecuencia del hambre, las enfermedades, la marginación y la violencia. La riqueza en recursos naturales ha ido determinando la tragedia de los pueblos latinoamericanos. “Los niños y las niñas son ahora la nueva exportación”. Marcha global contra el trabajo infantil es un movimiento mundial que agrupa a cientos de organizaciones no gubernamentales y de trabajadores de más de noventa países del mundo, siendo su objetivo principal “movilizar un esfuerzo mundial para proteger y promover los derechos de todos los niños y niñas especialmente su derecho a recibir una educación universal y de calidad y de vivir libres de explotación económica y de la realización de cualquier trabajo que pueda ser perjudicial a su desarrollo físico, espiritual, mental, moral o social”.
Ojalá que todo ciudadano de bien tome conciencia de la situación de miles de niños en el mundo que son explotados laboralmente y sexualmente. Hay que apoyar a instituciones que defienden los derechos de los niños(as), hay que exigir a los gobiernos a que dejen su pasividad y que actúen para que en esta vida, estos pequeños no pierdan oportunidades de vivir la verdadera ternura. Y que su infancia no sea masacrada, violada, o pisoteada.
Fotos: El abuso de los niños no tiene frontera: Niños mineros en Bolivia; niña prostituta en Inglaterra.
1 comentario:
De entre todas las injusticias y crueldades que los humanos nos inflinjimos los unos a los otros, las perpetuadas contra los niños,son las mas inperdonables y malignas. ¿Hasta que nivel de madurez espiritual debe de llegar la raza humana en global, para que deje de maltratar y abusar a sus pequeños? ¿O...es que como en muchas otras cosas, en verdad, no tenemos arreglo?
Con gusto incluyo el mencionado enlace en mi modesto blog y/o lo voy pasando a amigos y conocidos.
Publicar un comentario