Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Arlington Catholic Herald
28 de mayo de 2009
Además de declararme un sacerdote Católico Ecológico y Mariano en estos días en que muchas personas se deprimen o se desilusionan por los sucesos religiosos, económicos o sociales, les invito a que dejemos esos resentimientos atrás y encontremos la paz, disfrutando la naturaleza.
Si hoy tú ves un árbol, acarícialo, bendícelo y contribuye a hacerlo sonreír con la fuerza del viento.
Ves un águila herida, cuídala y cúrala y luego hazla volar a su morada: el firmamento, el infinito.
Vez un riachuelo, siembra árboles a su alrededor en vez de contarlos; súmale piedras a su cauce que extraerle la arena que le da vida.
Ves una flor, disfruta su aroma, plántala en tu jardín y sugiéreles a otros que te imiten.
Ves un animal salvaje, admira su potencia, destreza y habilidad, evitando provocarlo, y por supuesto déjalo libre, déjalo ser.
Ves los insectos que forman parte de la biodiversidad impresionante de su ruido y cantar, acércate a ellos y contémplalos, descubre el por qué y la misión de cada uno de ellos.
Ves y observas las diferentes estaciones climáticas, contribuye a la preservación del medio ambiente, regulando y disminuyendo tus hábitos de consumo, el uso de aerosoles, la contaminación en general.
Ves los múltiples frutos que da la tierra, regalos del Creador y consecuencia del trabajo humano, aliméntate con ellos, más abona la tierra, proporciónale el agua que es su alimento.
Ves la luz del día y las tinieblas de la noche, abre tus ojos al cuidado de la naturaleza y ciérralos a tus tendencias de agresión contra ella.
Ves los huracanes, ciclones, vientos y tornados, expresión del dominio y poderío del Arquitecto del Universo. Bendice a Dios porque vive por siempre.
Ves y sientes la brisa suave, símbolo de la humildad y sinfonía del amor, eleva tu corazón porque allí está Dios.
Porque quien ama la naturaleza ama a Dios, y quien ama a Dios amando la naturaleza, ama al hombre que vive de, en, con y por la naturaleza. Dejemos este mundo mejor de cómo lo encontramos. Para que cunando se nos pidan cuentas en el cielo no nos llenemos de excusas. Asúmanos, con tenacidad nuestro compromiso de cuidarnos y de valorar la naturaleza. No es una afición, es un desafío antes de que sea demasiado tarde.
Como lo ha sido para las especies extintas. En la naturaleza podemos oír la voz de Dios. La gratitud de las cosas que Dios ha puesto a nuestro servicio es la puerta abierta al optimismo. Nada mejor que dar gracias sin cesar. Es la mejor plegaria.
2 comentarios:
Excelente, el llamado que nos hace.
Usted es el poeta de la naturaleza.
Gracias porque esas palabras conmueven y hacen reflexionar, hasta el corazon mas duro.
Sabe, yo siempre quize ser agronoma. Me siento tan confortable cuando estoy en comunicacion con la Naturaleza y lo que en ella existe.
Yo naci, en el campo y no hay nada mas maravilloso en esta tierra, que el despertar contemplando la Naturaleza, donde esta reflejado el amor de Dios, despertar con el cantico de los pajarillos, y con el viento acariciando tu rostro.
Invito a todos a preservar la naturaleza que Dios a creado y que nosotros los hombres nos hemos empenado en destruirla, aun aveces sin darnos cuenta.
Soy individuo de ciudad, pero los recuerdos más bellos de mi infancia, son los tiempos pasados en vacaciones en el pueblecito donde mi abuelo materno construyo una casita.
Ahí tenía mi pino árbol amigo y mi bosque mágico con su riachuelo incluido.
Es una pena que se nos tenga que reenseñar o recordar lo que es en verdad el mundo natural.
Tanto se ha perdido del pasado.
"Es tiempo de ver a Dios en la naturaleza"…los antiguos lo sabían, los sabios del espíritu lo dan por entendido.
Un día también pensé en ser agrónomo, pero nada se hizo y aquí estoy hoy día, con cables y kilo bites en el laberinto del mundo de la informática. No tiene mágia.
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