Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Que inmensa riqueza humana y espiritual hay dentro de cada persona y muchos seres humanos ni nos damos cuenta. Cada pasaje de las Sagradas Escrituras nos trae una gran enseñanza de vida que si la ponemos en práctica en realidad si funciona.
Me encanta el pasaje de San Marcos en el capitulo 2, versículo 1 al 12; donde se nos narra que muchísima gente quería ver a Jesús, por que sus palabras tenían un poder increíble y por los milagros que realizaba. Entre aquellos que querían ver a Jesús, había cuatro hombres con una camilla en la que llevaban a otro hombre que estaba sufriendo de una parálisis física. Este quinto personaje, de quien no se menciona el nombre, anhelaba encontrarse con Jesús, pero le era imposible llegar hasta Él, pues: primero, no podía caminar porque era paralítico y segundo, con tanta gente, era imposible que le acercaran a Jesús. “Al no poder presentárselo a causa de la multitud, abrieron el techo encima de donde El estaba y, a través de la abertura que hicieron descolgaron la camilla donde yacía el paralítico” (Marcos 2:4).
Cuando estos hombres vieron a esa multitud, sin duda pensaron: ¡nunca podremos! Pero no se conformaron con ver el desafío y justificar una retirada, sino que se subieron con todo y camilla, con todo y paralítico el techo e hicieron todo lo que estaba a su alcance para lograr lo que querían: que ese hombre fuera sanado por el poder del Nazareno. Estos hombres estaban dando el ciento por ciento, no estaban a medias, ni estaban tibios en la fe, ni estaban dando lo que les sobraba de tiempo o de ganas lo estaban dando todo.
Sólo él que está claro de lo que quiere, se dispone a pagar el precio para lograrlo; los demás desisten en el intento. Tenga claro una cosa: si nuestro deseo está aprobado por Dios. Nunca diga: ¡nunca será realidad! Dios siempre deseará vernos con la actitud de ganadores. Por eso, nuestra vida es un conjunto de victorias y fracasos. Siempre habrá un paso más que podemos dar si realmente queremos hacerlo. “No necesitamos mayor fuerza, ni más habilidad, ni una oportunidad más grande, lo que necesitamos es usar lo que tenemos” (Basil Walsh).
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