Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Cada ser humano lleva dentro de si un mundo lleno de películas, telenovelas y sobre todo un CD insertado en su cerebro que solo él, ella y Dios conocen. Sólo basta contemplar en una calle o avenida con miles de personas que van y vienen lo complicado que sería el averiguar las necesidades, los éxitos, los problemas y la situación de cada uno, eso nos volvería locos.
No sólo los pordioseros o como les llamamos en los Estados Unidos los “homeless” o desamparados son los únicos que llevan cargados sacos de problemas o lamentaciones. Muchas veces ellos dentro de sus limitaciones y dentro de su pobreza son más felices que nosotros que tenemos muchas cosas materiales y nos quejamos porque el dinero que tenemos no nos alcanza para tener más, más y más. Mientras que otros con lo poco que tienen se sienten felices.
La necesidad más grande del hombre en cuanto persona es la de sentirse acogido como es, amado como es, atendido en sus sentimientos, acompañado en su desvalimiento emocional. Por ejemplo, los papás creen que dando cosas aman de veras a sus hijos…, los empresarios creen que aumentando el salario soluciona el problema de sus empleados…, los superiores creen que aliviando el trabajo de sus súbditos les hacen sentirse mejor... Y no es así. Porque lo que más necesitan todas estas personas es acogimiento sincero.
Has de estar completamente convencido de que nunca es tarde para empezar de nuevo. Tu vida rota puedes coserla, tu vida infeliz puedes hacerla feliz, tu vida infiel puedes convertirla en fiel, tu vida mental enferma, dependiente, cargada, tienes la oportunidad de sanarla, independizarla y liberarla. Tu vida solitaria en el egoísmo puedes transformarla en comunitaria desde un servicio y práctica del amor. Tu vida sin ilusiones, sin metas y sin riesgos es posible inyectarle sentido, propósitos, novedad. A tu vida sin saber pues colocarle sal y contenido. Muy raras veces te encuentras una conversación donde se hable de hoy, de las bellezas de la naturaleza, del clima, del buen descanso de la noche, de la alegría del aire, de la gratitud de la vida. Querido amigo(a) de cara a la vida toda, ¿Cuál es su actitud?
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