miércoles, agosto 19, 2009

Hablemos del amor con obras y acciones positivas

Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Arlington Catholic Herald
7 de enero de 2010

Claro que si hablemos del amor a toda hora, aunque no sea el día de San Valentín o el día del amor y la amistad. No solo hablemos del amor; practiquémoslo de muchas maneras dándolo y recibiéndolo. Nuestra sociedad hoy en día con toda su problemática necesita regresar a vivir este don maravilloso dado por Dios.

El amor es sin lugar a dudas la palabra más dulce y atractiva de todas, la más usada en el mundo, la que de verdad penetra las fibras más sensibles del ser humano, la que corre con mayor empeño y calor por entre las venas del espíritu humano, la que motoriza los cambios más patéticos y profundos del alma, la que conduce a los héroes del orbe cristiano y no cristiano al martirio de la entrega diaria de la vida a favor de los enfermos, de los desposeídos, de los mendigos, de los niños, de los ancianos, de los carentes de hogar y de ternura.

Hablar de amor no es dibujar un corazón, o dar un ramo de rosas rojas, o una caja de chocolates y una conmovedora tarjeta con un mensaje romántico. Amor es más que eso; es un sentimiento noble que hace que el ser humano baje sus ojos al que está abandonado de su suerte, lo levante y le de amor, compasión y lo ubique en un buen puesto en la comunidad.

¿La mejor definición de Dios? “Dios es amor” (Juan 4, 8).
¿El Mandamiento Universal? “Amar a Dios y al prójimo como a nosotros mismos”.
¿La energía que en el fondo mueve toda acción? El amor.
¿La cosa más bella de todas? El amor.


Como nos dijera la amorosa Madre Teresa de Calcuta: “El amor, en su sentido profundo, no se circunscribe a la materialidad de una realidad, sino al aliento que da vida a dicha realidad material”. El amor no está en la rosa, sino en su perfume. El amor no está en el pájaro prisionero, sino en su libertad. El amor no está en el regalo que das, sino en el sentimiento con que lo das. El amor no está en la tarjeta que envías, sino en su contenido, que a su vez anidas en tu corazón. Por que el amor está en tu corazón. Sin embargo, como nos dijera Emerson: “Los hombres grandes son aquellos que sienten que lo espiritual es más poderoso que cualquier fuerza material”. Recuerda: Obras nobles son amores que nunca se olvidan.

No hay comentarios.: