jueves, febrero 25, 2010

Todo heroísmo lleva una cuota de sufrimiento

Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Arlington Catholic Herald
25 de febrero de 2010

Hemos entrado al tiempo litúrgico de la Cuaresma. Un tiempo oportuno que invita a la conversión, a la oración, a practicar las obras de misericordia y sobre todo a la Penitencia. La Cuaresma es un tiempo clave para romper esas cadenas de los vicios, de la pereza que nos tiene prisioneros en el pecado y en la obscuridad.

En los Hechos de los Apóstoles 12, 1-18 se nos dice: “Pedro estaba durmiendo entre los soldados, sujeto con dos cadenas, mientras otros soldados estaban en la puerta vigilando la cárcel. De pronto, se presento un ángel del Señor, y la cárcel se lleno de luz. El ángel toco a Pedro en el costado, lo despertó y le dijo: “¡Levántate enseguida!” al instante, las cadenas cayeron de las manos de Pedro, y el ángel le dijo: “vístete y ponte las sandalias”. Así lo hizo Pedro, y el ángel añadió: “ponte tu capa y sígueme”. Pedro salio tras el ángel, sin saber si era realidad o no lo que el ángel hacia. Más bien, le parecía que estaba viendo una visión. Pero pasaron la primera guardia, luego la segunda, y cuando llegaron a la puerta de hierro que daba a la calle, la puerta se abrió de por si sola. Salieron, y después de haber caminado una calle, el ángel lo dejo solo. Pedro comprendió entonces, y dijo: “ahora veo que verdaderamente el Señor ha enviado a su ángel para librarme de Herodes y de todo lo que los judíos querían hacerme”.

Bastante trabajo habría tenido el ángel para despertar a Pedro, que hasta debió tocarlo y, seguramente, sacudirlo. Así como Pedro se vistió y se puso las sandalias para caminar, Dios te ofrece también a ti las vestiduras de su gracia y el calzado de su fortaleza, para que no andes descalzo, e indefenso por la vida.

Así como Pedro, guiado por el ángel, pasó la primera y la segunda guardia, así también Dios te librara de los enemigos que te odian y desean hacerte mal. Así como se abrió la reja por si sola para que Pedro pudiera salir a la calle en libertad, Dios te abrirá muchas pautas de bendición en tu vida, si le entregas tu corazón y lo sigues dócilmente. Si en este tiempo de Cuaresma, estas atravesando malos momentos, no temas, Dios es mas grande que esas situaciones dolorosas; el quiere estar en ti y contigo, guiándote en tu paz, cada día en tu vida.

Para poder conservar la paz en medio de las pruebas, no hay que descuidar la oración propia, personal y comunitaria cuando, a causa de algún problema, llegues a sentir miedo y corras peligro de perder tu paz interior, no solo ora tú, sino pide también a otros que oren y ayunen por ti.

Esto fue algo que hizo el rey Josafat..., lo cual le dio excelentes resultados: “Josafat sintió miedo y decidió acudir al Señor. Así que anuncio un ayuno en todo Judá, y la gente de Judá se reunió para pedir ayuda al Señor” (2 Crónicas 20, 3-4).

Foto: San Pedro y el Angel por el pintor José de Ribera

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