Por Rev. José Eugenio Hoyos.
Esta fue la pregunta que el Cardenal Giovanni O. Bautista le preguntó al Cardenal Argentino Jorge Mario Bergoglio en Latín: ¿”Quo nomine vis Vocari?” que quiere decir “¿Con que nombre quieres ser llamado?” y el nuevo Pontífice le respondió: “Francisco I”.
Si con atención analizamos la respuesta, desde ya el nuevo Papa ha metido un gran golazo en favor de nuestra Iglesia, pasa como buen campeón de futbol al salón de la fama pero en este caso a la fama de la Fe.
Sobre todo que es precisamente en estos momentos en que el mundo entero esperaba un cambio en la Iglesia, un acontecimiento innovador, una nueva esperanza y el regalo del Espíritu Santo lo dice en labios del Cardenal Bergoglio: “Francisco I “que en la tradición de la historia de la Iglesia nos transporta a la humildad, el desprendimiento y a la sencillez de san Francisco de Asis. Es allí donde está la respuesta a lo que pide la Iglesia de este nuevo milenio: Humildad.
El nuevo Pontífice es conocido en Buenos Aires y en toda Argentina como un defensor de los más pobres y necesitados, un campeón de los derechos humanos, de la defensa de la vida y en la Santificación del matrimonio solo en el hombre y la mujer.
Su Predicación del Evangelio ha sido de acción y proyección de la Fe y la esperanza, en los momentos más difíciles de una nación que ha estado en crisis tanto moral como económica.
El nombre adoptado por nuestro nuevo Papa “Francisco I” no solo significa una preferencia hacia la comunidad Religiosa de los Franciscanos sino también que puede ser una “indicación” de cómo será su Pontificado.
El Papa escogió este nombre posiblemente en honor a San Francisco de Asís, el hijo de un rico comerciante que decidió dejarlo todo para servir a Dios y vivir bajo la más estricta pobreza y observancia de los Evangelios. La opción por los pobres era la única para este Santo Italiano y parece ser que es bastante admirado por Francisco I.
La costumbre de cambiar el nombre se adoptó a partir del año mil para recordar que la elección para ocupar la silla de San Pedro es como un segundo nacimiento. El nombre que más han utilizado los papas es Juan.
No importa su nacionalidad, ni procedencia, los Papas parece claro- no se llamara Pedro, ninguno de sus 265 sucesores se atrevió a ponerse el nombre del Apóstol.
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