Por Rev. Jose Eugenio Hoyos.
Nuestra Diócesis de Arlington se ha destacado por muchos años;
por su diversidad cultural que ha enriquecido y fortalecido nuestras
parroquias. Cada parroquia tiene mucho que ofrecer primero la calidad, Fe y
devoción de nuestras diferentes razas y nacionalidades; los diversos programas
de formación y capacitación como la preparación a los Sacramentos de Adultos,
niños y programas de reflexión y concientización (Talleres, congresos, retiros,
concientización ciudadana sobre los temas de trato justo y moral a los
inmigrantes, justicia social, trata de personas, discriminación etc...)
Responsabilidad Cristiana y desarrollo (programas de
ciudadanía) defensa de la libertad religiosa y defensa de la vida) y atención a
adultos y a los jóvenes.
En ocasión de resaltar nuestro aporte como Iglesia inmigrante
católica en los Estados Unidos se efectuó este fin de semana la tercera Misa
anual Diocesana y feria Multicultural denominada ¡Unidad de la diversidad,
enraizados en la Fe! Celebrada por nuestro querido Obispo de la Diócesis de
Arlington Monseñor Paul S. Loverde en la Iglesia el Buen pastor en Alexandria,
Virginia y concelebrada por varios Sacerdotes.
Nuestra Iglesia Católica busca en todo momento mantener
siempre la unidad en la diversidad de las familias, que están dispersas en todo
el mundo y por las cuales se está llamado a romper barreras de idioma, de
cultura y otras para ofrecerles el mensaje de la Salvación contenido en los
Evangelios de Cristo Salvador y Redentor.
Encontramos en nuestra Diócesis comunidades muy
representativas que están realizando un gran trabajo Evangelizador, como son
los Vietnamitas, Los Coreanos, Los Filipinos, Los Africanos, Los portugueses y
una extensa comunidad Hispana.
Nuestra comunidad Hispana está compuesta de familias muy
jóvenes, con nuevas generaciones bilingües.
Solo nuestras comunidades y familias enraizadas en Cristo y
firmes en la Fe podemos avanzar unidos para enriquecernos el uno al otro y
comenzar a recoger frutos, que nos acercaran más a Cristo y a hacernos fuertes
en la Iglesia.
Dios nos ha traído a
este país y no quiere que perdamos el rumbo de nuestra Catolicidad, él quiere
usarnos como canales para mostrarnos su amor y poder ilimitado y permanente, sin
importar la raza, el color, el idioma o el país de origen. Todos pertenecemos a
la misma familia en Cristo
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