En esta época todo pueblo está en espera de algo grande y maravilloso que va a suceder pues en Oración, buenas obras y alegría nos preparamos para celebrar el nacimiento de Jesús. De igual forma tenemos el mismo sentimiento de cuando nos preparamos para la venida del Espíritu Santo en nuestro esperado Pentecostés.
Esta es una gran oportunidad para sentir que Dios con su voz divina ilumina nuestro ser, nuestra familia y al mundo entero.
Es también una manera de invocar con
fuerza al espíritu Divino como fuente de amor y poder celestial que habita en
aquellos que aman a Dios y le son fieles.
Tu vida en esta época de Adviento puede
ser un constante Pentecostés, una fiesta diaria del Espíritu Santo como
portador de Paz y de luz.
Pídele a Dios que te aleje de los
miedos, temores, quejas, dolores, recuerdos amargos del pasado y de cualquier aflicción.
Coloca tu vida, la de tu familia y
amigos en las manos de Jesús. Ora con energía y gran fuerza como si todo
dependiera de ti.
Haz pues en este tiempo de Adviento,
un alto en el camino, mírate en el espejo de la vida, perdona y perdónate; aprende
a vivir con una conciencia abierta a recibir las bendiciones merecidas.
¿Cuánto tiempo pasas de rodillas ante
el Santísimo?
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