Hay varios tipos de sanaciones y diferentes clases de liberaciones de igual forma cada milagro es totalmente diferente. Pero para que haya una sanación efectiva y rápida no basta con una Oración a la carrera ni superficial. ¿Cuántas veces Oramos y Rezamos y no sucede nada? Por qué nuestra Oración no tiene ni las cualidades y elementos necesarios para que surta sus efectos.
A los que Oramos e imponemos manos nos falta “El poder” de la Oración, la fuerza, la energía que no son nuestros sino del mismo Cristo en cuyo nombre Oramos. Hay que reafirmar día a día nuestra Fe, pues es la Fe el motor que mueve las sanaciones y estabiliza el sistema inmunológico de las personas por las cuales Oramos.
Para Orar en el nombre de Cristo Jesús hay que revestirse de los mismo sentimientos del mismo medico Divino que pasó haciendo siempre el bien y se compadecía de los enfermos, los sanaba y para todos ellos tenía un corazón lleno de compasión y de ternura.
“Tened Fe en Dios; Os aseguro que si uno le dice a este monte: “Quítate de Ahí y tírate al mar, sin dudar en su corazón y creyendo que va a suceder lo que dice lograra lo que pide” (Mc 11, 22-23).
En el Ministerio de sanación si bien
la fe del que Ora es importante, en última estancia, la Fe que sana, libera y
fortalece es la Fe en el poder de Dios.
Dios nos está hablando en los Milagros, las Sanaciones y las liberaciones, se siente su poder y nosotros podemos proclamar que ÉL está vivo y su presencia es cada vez más fuerte en el mundo.
“Estas señales acompañaran a los que crean; en mí nombre echaran los espíritus malos, hablaran en lenguas nuevas, pondrán las manos sobre los enfermos y Sanaran” (Marcos 16, 17-18)
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