miércoles, julio 08, 2015

La Renovación Carismática no es una secta


En uno de los congresos de sanción interior donde fui invitado como predicador en la ciudad de San Salvador, El Salvador, Centro América. Un joven se me acerco en uno de los descansos y me pregunto: “Padre Hoyos, ¿La Renovación Carismática es una secta dentro de la Iglesia Católica?”. Y con gran sorpresa por su pregunta le respondí “no”. Todo lo contrario es un regalo divino que Dios ha puesto para iluminar a nuestra Iglesia. No es ni siquiera un movimiento más o menos una secta o un culto. Es una corriente de gracia espiritual.

El mismo San Juan XXIII nos dijo que después del Vaticano II habría un nuevo Pentecostés para la Iglesia. Después del concilio nace esta bendita corriente como un poderoso regalo del Espíritu Santo. Las sectas son fundadas por hombres y la Renovación ha sido fundad por el mismo Espíritu Santo, es la respuesta de Cristo ante la promesa de Pentecostés.


La Renovación carismática ha sido en mi vida sacerdotal un gran apoyo espiritual que me ha ayudado a crecer más y a tener una visión más amplia del Evangelio de Cristo. He sido más sensible a la presencia de Jesús, médico Divino en mi ministerio de intersección, sanación y liberación. En cada testimonio de sanación he visto la presencia de un Cristo vivo sanador.

Además, el mismo Espíritu Santo no solo santifica y dirige el pueblo de Dios mediante los sacramentos y los ministerios y le adorna con virtudes, sino que también contribuye gracias especiales entre los fieles de cualquier condición distribuyendo a cada uno según quiere (1 corintios 12, 11). La Renovación Carismática no es para conocerla, es para amarla y sentirla. 

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