Querido y amado hermano Sacerdote en El Espíritu Santo; de todo corazón quiero agradecerte por haber dicho SI a Jesús y a la virgen cuando en el vientre de tu madre fuiste escogido en tu Vocación Religiosa Sacerdotal.
Hermano Sacerdote Dios tomo tus manos y las bendigo para que ellas fueran fortalecidas con el aceite que brotaba de la corriente de gracia de la Renovación Católica Carismática, esas mismas manos se convierten en manos Divinas y Santas de Jesús para sanar y liberar a tantos enfermos.
Estimado hermano en el Sacerdocio no
temas, no tengas miedo de prender fuego en los pastos verdes de Cristo; donde
se necesita quemar la maleza del pecado donde ha sembrado el enemigo.
Se portador de la nueva Evangelización con ardor y entusiasmo en tus predicaciones para que cada feligrés se sienta protagonista del Evangelio de Cristo. Tu Sacerdocio será feliz y fecundo cuando siembres y descubras en cada oveja de tu rebaño dones y carismas que van a enriquecer la Iglesia del Maestro.
“Para ser libres nos liberto Cristo” (Gal 5,1)es decir todo Sacerdote Carismático, en cada comunidad, asamblea o grupo de Oración debe anunciar con gozo la nueva cultura de Pentecostés con la potencia del amor, de la entrega del sacrificio de la humildad y como ejemplo vivo de perseverancia de la Oración acompañada de alabanza. Pues el mensaje de Jesús se concentra sobre todos.
En tener la libertad, la Fe y la
esperanza a todo hermano Sacerdote intégrate
y promueve los seminarios de vida en el Espíritu y levántate cada mañana
alabando a Dios en lenguas y sintiendo el fuego del Espíritu Santo y termina
cada día frente al Sagrario dando gracias a Dios por la oportunidad de haber
llevado su palabra a cada hermano que lo necesite.
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