Por más
de 30 años como Sacerdote de la Renovación Carismática sigo experimentando la
fuerza de la fe de una corriente de gracia que continua trayendo a la Iglesia Católica
grandes beneficios y apoyo sobre todo en la Nueva Evangelización.
La Espiritualidad
Carismática edifica a los servidores a comprometerse más al servicio dentro de
la Iglesia a una participación más activa en los Sacramentos, a conocer más la
doctrina de la Iglesia, a ser perseverantes y a vivir con fuerza la oración. Da
tristeza como en nuestra propia Iglesia Católica todavía no conocen algunos
Sacerdotes o Diáconos la riqueza y el gran tesoro de la Renovación Carismática,
algunos no apoyan y rechizan porque ignoran sus enseñanzas y beneficios.
Por experiencia
he visto que en las parroquias de Estados Unidos donde existe la RCC con formación
y apoyo de los Sacerdotes tenemos una Iglesia joven, viva y renovada.
Evitemos
también que los grupos de oración se limiten solo a ser “Parroquiales” pues la participación
a un nivel Diocesana ayuda a una identidad Católica más amplia y más formada en
la obediencia al obispo y a seguir un orden dado por la Iglesia. El Plan
pastoral de la RCC es apoyar a la Iglesia en todo sentido y mostrar las
palabras del Señor antes de la Ascensión: “Vosotros recibiréis una fuerza,
cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros, y desde este modo seréis mis
testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta los Confines de la
Tierra.” (Hechos 1,8)
No
podemos ignorar todos los beneficios que nos brinda el Espíritu Santo a todos
los creyentes. Ser Carismático es el tener un encuentro personal con Cristo Jesús
y sentirse Bendecido, Encendido, Sanado, Liberado y en Victoria.
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