lunes, febrero 01, 2016

Miles de Carismáticos Son Testigos de las Sanaciones de Cristo Jesús


Por Kelvin Saravia


Cada vez estamos siendo sorprendidos por la cantidad de gente que está llegando a las Misas de Sanación a los Congresos Carismáticos, a las Adoraciones Eucarísticas esto está demostrando la necesidad que tienen las personas de encontrar respuestas a su vida, a su salud a sus problemas a través de Jesucristo.

El gimnasio principal de la escuela de Mount Vernon High School en Alexandria Virginia fue el lugar donde más de 5000 personas se dieron cita para participar en la Gran Misa de Sanación celebrada por el Padre José Eugenio Hoyos asesor espiritual de la Renovación Carismática en la Diócesis de Arlington. No importo el frio ni las calles llenas de nieve dejadas por el paso de la tormenta Jonás en el área Metropolitana de Washington.


El Padre Hoyos acompañado de varios Sacerdotes y de un extenso ministerio de sanación, intercesión y liberación dieron comienzo a la primera misa del año esperada por los feligreses que con fe, devoción y en oración seguían las alabanzas y pedían a Dios les concediera sus peticiones.

De la misma manera el Padre Hoyos recordó a los asistentes que en este año de la Misericordia los fieles vamos a ver más y más manifestaciones de la compasión sanadora y liberadora de Cristo pues es un año jubilar que trae muchas bendiciones a un  pueblo que está en espera del cumplimiento de sus promesas. Y esto lo pudimos constatar cuando fue el momento de los testimonios. Fueron momentos conmovedores y sorprendentes del poder de Dios dando Sanaciones como cáncer, niños con enfermedades, tumores, alergias, diabetes, depresiones etc. etc... Pues la lista es interminable.



Como dice la palabra: “Pero no es posible agradar a Dios sin tener fe, porque para acercarse a Dios, uno tiene que creer que existe y que recompensa a los que lo buscan.” (Hebreos 11,6)

Cada vez más y más grande la asistencia a las Misas de Sanación porque los testimonios arrastran y el Espíritu Santo los mueve de la mano de Cristo.

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