Por José
Eugenio Hoyos
Seguir y someterse a Cristo en algunas ocasiones no es tan fácil
para muchos Carismáticos Católicos. Pero cada Carismático debe entender que
cada sufrimiento, desgano, sacrificio o desprecio son signos vitales de purificación
espiritual y que nos ayudan a crecer y a madurar nuestra fe.
Es por eso que a los Carismáticos se les pide ser
perseverantes y estar unidos en la oración y en la alabanza.
El objetivo del enemigo es desanimarnos y anda como león rugiente
las 24 horas para apagar nuestro gozo y oscurecer el fuego del Espíritu Santo. La
RCC ha nacido de las heridas y del costado de nuestro Señor Jesucristo, es su
sangre que viene a sanar y a liberar a un pueblo que se mantiene fiel y humilde
ante Jesús el Nazareno.
Apocalipsis 3, 14-17 nos dice: “Escribe el Ángel de la Iglesia
de Laodicea: Así habla el amen, el testigo fiel y verdadero, el principio de la
creación de Dios: conozco tus obras no eres ni frio ni caliente, ojala fueras
frio o caliente, voy a vomitarte de mi boca. Tú piensas: “Soy rico, tengo de
todo, nada me falta” y no te das cuenta de que eres un infeliz, digno de compasión,
pobre, ciego y desnudo.” Estas son palabras para que todos los predicadores
coordinadores a nivel local o nacional seamos humildes nos apoyemos y oremos
los unos a los otros. Regresemos con honestidad y entusiasmo a vivir y a
encontrar el primer amor: que es el Espíritu Santo.
Los Carismáticos somos parte del cuerpo místico de Cristo y
de la Iglesia. Nuestra participación es importante en esta sociedad necesitada
de Dios.
Somos una corriente de gracia donde brota sangre del costado
de Cristo donde nadie ni nada nos parara, somos los discípulos nuevos para una Evangelización
nueva. Gloria a Dios!!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario